sábado, agosto 23

LOS FANTASMAS COMERCIALES DE SANTIAGO

Los tranvías eléctricos, la aparición de novedosos boulevares empedrados y el alumbrado, hicieron del Santiago fin de siècle una urbe bulliciosa y moderna. Como toda gran ciudad se enorgullecía de un comercio de primer nivel, con los últimos adelantos de la tecnología estadounidense y alemana,  las novedades en la moda parisina y el lujo que otorgaban las buenas piezas de artes decorativas.
Ese colorido ambiente comercial necesitó muy pronto de edificios que pudieran acoger la creciente clientela, que a partir de 1880 -gracias a las nuevas técnicas de venta y publicidad- se agolpaban a diario en esos llamativos edificios que comenzaron a levantarse en el centro y la Alameda de las delicias. Desafortunadamente muy poco queda de ese intenso pasado, hoy derruido entre pasajes y galerías que intentan a duras penas sobrevivir...