sábado, enero 29

La Iglesia de las Hermanas de la Providencia


La intensa labor social y su permanencia en las antiguas tierras de la Chacra de Chacón, hicieron de las religiosas de la Providencia una de las congregaciones más importantes de Chile durante el siglo XIX y XX. Su presencia dio origen a una comuna, y sentó las bases de la beneficencia moderna.
El convento principal acaba de ser víctima de un voraz incendio.


Las Hermanas de la Providencia partieron desde Montreal a Estados Unidos, esperando encontrar en Oregon un sitio para fundar una nueva Casa. Desafortunadamente el lugar no contaba con los requerimientos necesarios y decidieron tomar el vapor chileno “Elena”, y hacer una travesía misionera a través del Cabo de Hornos para volver finalmente a su natal Montreal.
Cuando las Hermanas de la Providencia llegaron a Valparaíso en junio de 1853 fueron recibidas por las Hermanas de los Sagrados Corazones. A pesar de haber sido fundada la orden hace apenas 10 años atrás, su intensa labor humanitaria era respetada y reconocida, difundiéndose su estadía rápidamente entre la sociedad porteña. Las noticias no tardaron en llegar a Santiago, y el Presidente Manuel Montt vio en las religiosas la posibilidad de hacerse cargo de la Casa de Huérfanos que en esa época tenía serios problemas de higiene y administración.
En octubre de ese mismo año las Hermanas de la Providencia llegan a Santiago, y junto con la autorización de las autoridades eclesiásticas, comienzan su labor en una pequeña casa en la Avenida Recoleta n°500, cuidando a más de ochenta y seis niños.

En la Chacra de Chacón
Como la casa de recoleta se había hecho estrecha, la congregación ayudada por los miembros de la Junta de beneficencia, adquieren la rural Chacra de Chacón en 1854.  Ésta propiedad colonial estaba emplazada en las afueras de Santiago, más allá del Camino de la Cintura (hoy Av. Vicuña Mackenna), contaba con una gran vivienda, árboles frutales, productivos viñedos; y había pertenecido a don Pedro Chacón, abuelo materno de Arturo Prat.
Los miembros de la alta sociedad prestaron sus carruajes para el traslado de los niños,  las calles fueron engalanadas con flores y banderas; la gente salió a las calles para recibir a los pequeños huérfanos y a las Hermanas de la Providencia, que se trasladaban a un hogar definitivo en Santiago. Presidía ya éste traslado la Madre Bernarda Morin, la religiosa más joven que había llegado a Chile con tan sólo 20 años. Era en esa época una de las pocas monjas a las que la nostalgia de la patria no se había llevado, encargándose personalmente de la administración y la atención de los niños. 

La Casa de Huérfanos y las dos Providencias
El activo rol que cumplían las hermanas de la Providencia fue ampliamente valorado por los miembros de la alta sociedad. Sus donaciones permitieron que la Chacra de Chacón se convirtiera rápidamente en un moderno establecimiento de beneficencia. El edificio se amplió hacia el oriente, construyéndose nuevos pabellones que a comienzos del 1900 alcanzaban más de veinte patios con dormitorios, salas cunas, hospital, talleres, comedores y escuela.
A fines del siglo XIX, las religiosas cuidaban a más de 6 mil niños, que eran entregados en secreto por sus madres para salvarlos de la pobreza. Ésta situación llevó a las religiosas a construir una sucursal en la Calle del Cerro –hoy Miraflores- que se llamó la Casa Torno, donde “las madres desgraciadas y avergonzadas van a dejar a sus niños, sin que nadie del establecimiento sospeche. Llegan y depositan su niño en el torno con un papelito adjunto, dando las indicaciones que ellas desean, tocan enseguida una campanilla, hacen girar el torno y la obra se cumplió… la guagua cambió de madre!... De ahí se llevan los niños a la casa de Providencia”.
El enorme complejo de huérfanos era dividido entre hombres y mujeres, por una gran iglesia parroquial -la Divina Providencia- construida en 1878 (y finalizada en 1890) por el arquitecto italiano Eduardo Provasoli. Hacia el sur el complejo incorporó además una casa de ancianos y  enfermos.
A pesar de la importancia de la congregación y la presencia de la iglesia parroquial, las hermanas de la providencia no tenían un convento definitivo, donde fundar su orden y educar a las nuevas religiosas; situación que preocupaba a la Madre Superiora Bernarda Morin.

La Casa de Huerfanos fue atendida por las religiosas hasta 1941, año en que se lotean y destruyen sus patios.

La Iglesia La Matriz
La preocupación de la Madre Bernarda fue escuchada por las autoridades, quienes cedieron unos terrenos al poniente de la Chacra de Chacón, para que las religiosas pudieran fundar su hogar definitivo. En 1882 el arquitecto alemán Karl Stegemöller inició la construcción de la Iglesia y el convento de las Hermanas de la Providencia de Santiago. Él también había construido la sede en Valparaíso, que lamentablemente fue destruida por el terremoto de 1906, siendo reemplazada por una obra del ingeniero Victor Auclair.
La repentina muerte de Stegemöller hizo que las obras quedaran a cargo de su compatriota Teodore Burchard, quien junto a Alejandro Boulet tenía importantes encargos como la construcción de la Iglesia de los Doce Apóstoles, el edificio de El Mercurio, la Residencia de Antonio Ferreira en Valparaiso; y en Santiago se encargaban de las obras de la Basílica del Salvador, el Palacio Elguín y la residencia Díaz Gana.
Burchard se centró en la Iglesia, que tiene planta de cruz, y se enlaza con cuatro claustros. Especial similitud tiene la fachada con el antiguo Edificio de El Mercurio o el Palacio Elguín, donde existe un pabellón adelantado con un volumen de tres arcos de medio punto que se repite a medida que ascendemos en la fachada, decorado extravagantemente con molduras, y figuras alegóricas; que terminan en una gran torre con campanario, que recuerda a las viejas obras del barroco bávaro.
Existe gran similitud entre el Palacio Elguín, la Iglesia y el Edificio de El Mercurio de Valparaiso, los tres obras de Burchard y Boulet.
A los lados otros pabellones se anexan y conforman el claustro, de decoración más homogénea y menos elaborada. Un gran antejardín realza la perspectiva de la construcción, y es delimitado por decorativas rejas de fierro, con pilares y ánforas.
El interior de la Iglesia sobrecoge por la lujosa elegancia que el decorador Alejandro Boulet otorgó al espacio de una nave. Los muros tienen un gran trabajo de yesería, con finas pilastras con capiteles corintios, que se elevan a más de 15 metros de altura. Se incorporan placas de mármol gris en todos los muros, y hacia el sur un gran arco de medio punto, sostenido por dos gruesas columnas corintias, dan paso a la zona del presbiterio, que resguarda el Altar Mayor. Los accesos al claustro son ornamentados por pesados frontones rectos, con pilastras y hornacinas.  La iglesia es iluminada por tríos de ventanales con vitrales, y el cielo abovedado  presenta un sencillo trabajo de estuco.
La iglesia fue terminada en 1890 y consagrada ese mismo año, en una ceremonia donde asistió gran parte de la congregación, miembros de la alta sociedad, las autoridades eclesiásticas con el Arzobispo Mariano Casanova y el Presidente José Manuel Balmaceda, quienes trabajaban arduamente junto a las religiosas.
Este convento y la casa de Huérfanos cumplieron un activo rol como hospital durante la Guerra del pacífico, la Guerra Civil de 1891, el terremoto de 1906, la epidemia de cólera y tifus, donde murieron varias religiosas. Esta ayuda estuvo encabezada por la Madre Superiora Bernarda Morin, quien presidió el convento hasta 1916. Su labor fue honrada con la Medalla al mérito en primera clase, otorgada por el Presidente Arturo Alessandri Palma.
La Madre Morin murió a los 95 años en 1929.
El interior de la Iglesia fue decorado por Alejandro Boulet.


El Incendio
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La Iglesia de las Hermanas de la Providencia salvó casi intacta del terremoto de Febrero de 2010, pero paradójicamente fue un incendio el 24 de enero de 2011, el que consumió gran parte del antiguo convento de la congregación; y que se generó en una de las habitaciones de la residencia para ancianos en la zona sur del edificio. La iglesia y el convento sucumbieron a las llamas, cayendo el campanario cerca de las 20 hrs. Las compañías de bomberos de todo Santiago se movilizaron, intentando salvar vidas y el valioso patrimonio artístico e histórico que resguardaba el convento en su interior hace más de 100 años; incluidos los restos de la Madre Morin, sepultada al oriente del Altar Mayor.
Sin siquiera terminar de apagar las llamas, las autoridades lamentaban la pérdida y hablaban de inminente demolición. Qué poca conciencia patrimonial, en manos de personas que no son expertos y ante una tragedia, sólo expresan una opinión equívoca, casi ignorante, que arrastra una ola de especulaciones que muy poco tienen que ver con la realidad; y que dan cuenta de su interés personal por un valioso terreno en el centro de Santiago.
Afortunadamente los expertos han alzado la voz y enfatizado que el 80% de la iglesia está en pie, que los muros no corren peligro de derrumbe y que las religiosas no quieren partir del pequeño lugar donde iniciaron su vida religiosa. Ya no se escucha la palabra Demolición, si no que se habla de Reconstrucción y Restauración.


Las llamas consumieron el convento, sus patios y la Iglesia. Aun así, el notable edificio sigue en pie, y se estima que el 80% de la construcción es recuperable.

La Iglesia de las Hermanas de la Providencia no contaba con ningún tipo de protección patrimonial, ahora el Consejo de Monumentos Nacionales espera declararla Monumento Nacional, para poder adquirir los fondos de reconstrucción. Esperemos que por primera vez en Chile, una lamentable tragedia patrimonial se convierta en un referente de Restauración arquitectónica, tal como se hizo en la Europa de post Guerra; y no veamos en unos años más horrendos edificios de ladrillo y vidrio, que tanto han afeado el aspecto del viejo Santiago.
Vista hacia el interior de la iglesia. Enero 2011
Mario Rojas Torrejón
Fernando Imas Brügmann


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3 comentarios:

Ismael Guerra Saintard dijo...

Dios quiera que sean derivados los recursos necearios, para ver nuevamente al pasar por Av. Providencia la hermosa Iglesia de las Hermanas de la Providencia imponente como en los años en que la Madre Bernarda Morín dirijia magna obra de beneficiencia y espiritualidad.

WALTER FORAL LIEBSCH dijo...

NADA SE PUEDE DECIR EN CONTRA DE SUS VALIOSOS REPORTAJES, MUY ESTUDIADOS,... SIN EMBARGO... NO ES NECESARIO TIMBRAR, SELLAR, MARCAR... LAS FOTOS... POR LO DEMAS MUCHAS SIN DUDA NO SON DE VUESTRA PROPIEDAD ABSOLUTA... UN TRABAJO PROFESIONAL SE HACE CPON REFERENCIAS A LAS FOTOS NO CON SELLOS O MARCAS DE PROPIEDAD... Walter Foral Liebsch

WALTER FORAL LIEBSCH dijo...

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