viernes, junio 14

EL PALACIO ERRÁZURIZ: UN REDUCTO CHILENO EN LA CAPITAL MÁS FASTUOSA DE AMÉRICA

Fuente: MNAD
EL DIPLOMÁTICO CHILENO MATÍAS ERRÁZURIZ ORTÚZAR AL CASARSE CON JOSEFINA DE ALVEAR, UNIÓ DOS GRANDES FORTUNAS QUE QUEDARON PLASMADAS EN UNO DE LOS MÁS REPRESENTATIVOS EDIFICIOS DE BUENOS AIRES.
EL PALACIO UBICADO EN LA AVENIDA DEL LIBERTADOR, FUE DISEÑADO POR EL FAMOSO ARQUITECTO FRANCÉS RENÉ SERGENT, Y SE CONVIRTIÓ EN ESCENARIO DE LUJOSAS RECEPCIONES POR MÁS DE VEINTE AÑOS.
CUANDO ERRÁZURIZ DECIDE VOLVER A CHILE, DESCONSOLADO POR LA MUERTE DE SU MUJER, EL GOBIERNO ARGENTINO ADQUIERE LA MANSIÓN, CONVIRTIÉNDOLA EN EL MUSEO NACIONAL DE ARTE DECORATIVO, ENTIDAD QUE LO CONSERVA HASTA HOY.
¿CUAL ES LA HISTORIA DE ESTE PALACIO?, AHORA LO SABREMOS…


Los que han visitado el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires, no pueden sino maravillarse con ese palacete neoclásico, lujoso e impresionante, dotado de los más pretenciosos detalles que sintetizan en sí, la visión y opulencia de una de las sociedades más ricas de América latina. Lo que muy pocos saben, es que tan impresionante mansión nació de la mano de un chileno, don Matías Errázuriz Ortúzar.
Cómo entonces no conocer un poco más de la historia de esta casa,  que fue por muchos años un privilegiado inmueble que albergó entre sus muros la confraternidad Chileno-Argentina.

Antonia Salas de Errázuriz. Bibliotea Nacional de Chile
Matías Errázuriz pertenecía a una conocida familia chilena, su abuelo Isidoro de Errázuriz fue Corregidor de Santiago en 1813 y al unirse a la causa patriota recibió la pena del destierro a la isla de Juan Fernández luego del desastre de Rancagua. Su abuela, por otro lado, se convirtió en una de las más renombradas filántropas chilenas, Antonia Salas Palazuelos de Errázuriz tiene hoy un monumento conmemorativo en la plazuela de La Merced, creado por el escultor francés Léon-Ernest Drivier, bautizado como “A la caridad”.
El matrimonio tuvo once hijos, siendo Agustín Errázuriz Salas el último de ellos, quien se casó con Cornelia Ortuzar Gandarillas, convirtiéndose en los padres de siete hijos. El tercero fue don Matías Errázuriz, nacido en 1866.
Destinado como Encargado de negocios en Argentina en la década de 1890, conoce a la rica heredera Josefina Alvear, nieta del Brigadier General Carlos María de Alvear -patriota criollo-, y perteneciente a una de las familias más ricas e influyentes de Buenos Aires. El matrimonio no se hizo esperar, se concretó en 1897 en la catedral de la capital trasandina; fijando su residencia en la calle Chacabuco hasta que el chileno es enviado a Paris en 1906 junto a su familia, para continuar con sus labores diplomáticas.

Monumento "a la caridad" de Léon-Ernest Drivier, dedicado a Antonia Salas Palazuelos de Errázuriz, hija del educador chileno Manuel de Salas. Fuente: http://urbatorium.blogspot.com/2012/02/la-plazuela-de-la-merced-y-su-escultura.html
Josefina Alvear, por Giovanni Boldini.
Los holgados aires de la Belle Époque estaban en su apogeo en Europa, las finas artes, la música, la arquitectura, la pintura y todas las artes aplicadas alcanzaban junto a sus creadores niveles excepcionales de figuración. Josefina Alvear y su hija son retratadas por el célebre pintor italiano Giovanni Boldini, el favorito de la alta burguesía y nobleza europea; mientras que Matías Errázuriz frecuenta el agitado mundo intelectual de la mano de su pariente Eugenia Huici, musa y mecenas de varios artistas -entre ellos Picasso-, quien es acompañada por otra distinguida chilena y pariente, Blanca Vergara de Errázuriz, la gran matriarca del balneario de Viña del Mar.
Imbuidos en este ambiente casi onírico, el matrimonio Errázuriz Alvear decide encomendar la construcción de un palacio para su regreso a Buenos Aires. Contratan entonces al conocido arquitecto francés René Sergent, quien contaba entre sus obras la sede de la Banca Morgan, el Château de Voisins, el Grand Hotel de Roma, la casa de la familia Gould en New York, Château de Voormezeele en Bélgica, la residencia de la princesa de la Tour d’Auvergne y algunos importantes edificios particulares en Buenos Aires, ciudad que curiosamente nunca visitó.
Josefina Errázuriz Alvear, por Boldini
Los planos de Sergent fueron terminados en 1911 e inmediatamente fueron enviados a los arquitectos Lanús y Hary, quienes supervisaron las obras en Buenos Aires. Para construir el palacio se elegió un solar que Josefina de Alvear había reibido como herencia, en plena Avenida del Libertador, la que se había convertido en una de las más importantes de la ciudad.
Era una época extravagante, la estabilidad política y las riquezas agrarias habían generado un intenso comercio internacional, que se intensificó durante la primera Guerra Mundial, llenando las arcas fiscales de millones, que se reflejaron no sólo en importantes transformaciones urbanas sino que también en la apertura de la sociedad bonaerense hacia una vida lujosísima.
“Buenos Aires era indiscutiblemente una gran ciudad; se veía a las claras que una inmensa ola de riquezas había desbordado, no hacía mucho, por la capital argentina, alzándose en todos contornos, al amparo de una riqueza improvisada, que estimulaba el lujo, no el buen gusto, palacios de fantásticas proporciones, cuyas fachadas en general recargadas de estucados perifollos, acusaba una reciente  improvisación y donde la pátina del tiempo no había aun atenuado el oro refulgente y abundante de las decoraciones interiores..." comentará el cronista chileno Eduardo Balmaceda. La ciudad de Buenos Aires se ha llenado de grandes edificios particulares, todos en extremo suntuosos. Sobreviven el palacio Paz convertido en Círculo Militar, el palacio Anchorena -conocido también como San Martín, actual sede de la Cancillería; y el palacio de la familia Álzaga Unzué, transformado en un exclusivo hotel.

La Plaza San Martín de Buenos Aires, epicentro de la vida aristocrática a principios del siglo XX. Fotografía, Faebook Buenos Aires antiguo.

El palacio Paz fue otra importante residencia de Buenos Aires. Sus lujosos salones y fachada de clara inspiración francesa hoy es ocupada por el Club Militar. Fotografía M. Rojas, 2009


El palacio Errázuriz Alvear se construye en el marco de ese Buenos Aires opulento, obnubilado por la magia de Paris y su peculiar estilo de vida. El cronista Balmaceda Valdés se muestra desconfiado y crítico al considerar la pérdida de la austera tradición del pasado, pero no puede negar entre sus comentarios la excepcional situación de esa gran capital sudamericana a principios del siglo XX.
Las obras comienzan en 1911, y se extienden durante la Primera Guerra Mundial, por lo que su construcción se ve demorada al encontrar dificultades para la importación de materiales de lujo, como vitrales, mármoles, azulejos, boiseries y otras tantas piezas artísticas que debían hacer de cada espacio, una auténtica alegoría a las artes.
Se dice que Josefina Alvear aportó a la casa los millones para su realización y que Errázuriz colaboró con su buen gusto, participando activamente en la realización de los planos del edificio junto a Sergent, quien acomodó las habitaciones para contener las piezas más importantes de la colección familiar.
Exterior del palacio Errázuriz. Gentileza de MNAD, Argentina.
El resultado fue un noble edificio de inspiración neoclásica francesa, muy cercana al siglo XVIII, donde el único elemento que representa una salvedad a la regla, es el gran Hall de doble altura, relacionado al frío estilo de la Inglaterra de los Tudor.
Los demás elementos son de clara influencia francesa, ya sean los conjuntos escultóricos que dominan el cierre perimetral, o las grandes pilastras corintias que recuerdan el Petit Trianon de Versailles. Una mansarda con pequeños salientes circulares es disimulada por una balaustrada, y el magnífico ingreso al palacio es realzado a través de un pórtico circular coronado por una cúpula. El jardín, diseñado por Achille Duchêne incorpora fuentes de agua, esculturas, grandes árboles y pequeños parterre. Todo parece evocar la refinada corte de los Luises.
Exterior del palacio Errázuriz. Fotografía F. Imas, 2008
Detalles de la fachada del palacio Errázuriz. Fotografía F. Imas, 2008
Fachada y escultura de la pileta del palacio Errázuriz. Fotografía F. Imas, 2008
Exterior del palacio Errázuriz. Fotografía S/I
Planta del primer piso del Palacio Errázuriz. Diseño Mario Rojas Torrejón, 2013. Se prohibe su reproducción
El interior no es menos deslumbrante: basta con sólo ingresar al vestíbulo para transportarse a la corte de Luis XVI, columnas jónicas y paneles representando a las cuatro estaciones, todo en ese peculiar color de la piedra parisina, maravillan al visitante que sube esa amplia escalinata custodiada por dos quimeras, las mismas que recibían a los invitados hace casi 95 años, cuando acudía velozmente la sociedad porteña, a alguna de las tantas recepciones del famoso matrimonio Errázuriz Alvear.
Vestíbulo del palacio Errázuriz. Fotografías www.MNAD.org
La antecámara es de estilo Luis XVI y está revestida en roble encerado. Tiene amplias cornisas, pilastras y molduras de motivos vegetales, y una claraboya cuadrada que otorga luz al espacio.  La sala es vigilada por los retratos de Cornelia Ortuzar -madre de Errázuriz- y Josefina Alvear, la dueña de casa, ubicada sobre una excepcional consola dorada.

Antecámara del palacio Errázuriz. Fotografías: Amigos del Museo nacional de arte decorativo.
El área más grande del edificio es el Hall, diseñado en estilo Tudor por Henri Nelson, es el único de doble altura. Los muros decorados con heráldicas y quimeras, son iluminados por tres grandes ventanas con vidrio emplomado, en cuyo centro se encuentra una enorme chimenea. Una escalera de caracol revestida en madera, da paso al corredor del segundo nivel, que está decorado con hermosos tapices antiguos de origen europeo.
Pepita Errázuriz  y su padre. Gentileza MNAD
Este espacio sirvió de fantástica escenografía en diciembre de 1919, cuando Josefina “Pepita” Errázuriz contrajo matrimonio con Jaime Indalecio Gómez, “…vibran los solemnes acordes de la orquesta, cruza ya la galería de arcos que circunda el hall la nívea silueta de la desposada, velada la grácil cabecita por el vaporoso tocado de tul, orlado de encajes de punto a la aguja… ábrenle paso entre la concurrencia que se congrega en el hall señorial, don monaguillos dignos de figurar, por la gracia de sus fisonomías y la nota escarlata de sus vestiduras, en alguna tela de Barbudo.
El altar ha sido dispuesto ante la chimenea monumental que se alza entre los grandes ventanales románicos;  de la profusa floración de azucenas y hortensias blancas surge una imagen de la Virgen, primorosa talla en madera procedente del siglo XVI, ante la que se inclina la gentil desposada, toda gracia y encanto juvenil…
A su lado, la elegante figura de la señora Josefina Alvear de Errázuriz, que viste severo traje negro escotado y sombrero del mismo color, completando su atavío perlas de un valor inestimable…” Notas sociales, Revista Caras y Caretas, 10 enero 1920.

Gran hall del palacio Errázuriz. Fotografía en : http://universes-in-universe.org/esp/art_destinations/argentina/buenos_aires/museums/museo_arte_decorativo
Leonor Heurtley por  Jules  Grün, 1921
La fiesta continuó en uno de los espacios más espectaculares del palacio: el salón de baile, diseñado  por André Carhlian. Los paneles dorados que se curvan en ciertas áreas de la sala, dan la sensación de los giros de un eterno baile, reflejado en los grandes espejos y chandeliers, que complementan el refinado estilo rococó. “…abiertos de par en par los amplios ventanales que dan sobre la terraza que domina la Avenida Alvear, las deslumbradoras arañas de cristal reflejan en los altos espejos biselados las ornamentaciones de oro patinado del suntuoso salón de baile (y) las airosas y arrogantes siluetas que llegan desde el hall o de la sala Luis XVI, entre las que se destacan suscitando elogioso comentario, dos bellísimas y elegantes figuras, vestidas ambas de negro… lucen ambas valiosísimas perlas, son las señoras Elvira Santamaría de Lezica Alvear y Leonor Heurtley de González Moreno…” Notas sociales, Revista Caras y Caretas, 10 enero 1920.
La fiesta del enlace Gómez- Errázuriz, y el refinado ambiente del palacio, acapararon las portadas de los más conocidos diarios y revistas, siendo una de las más grandes celebraciones privadas de Buenos Aires.

Salón de baile del palacio Errázuriz. Fotografía en http://revistaarchivosdelsur-muestrasarte.blogspot.com/2010_06_01_archive.html
La sala Luis XVI que se comenta en esa nota, es nada menos que el conocido salón de madame, espacio que podría considerar como histórico pues incorpora en su decoración los ricos paneles que pertenecieron al Hôtel Letellier de la Rue Royale de Paris, edificio del siglo XVIII que presenció desde su ventana la caída de la guillotina sobre Luis XVI. Luego de la venta del palacio, sus paneles pasaron a diferentes propietarios, y hoy se encuentran repartidos por el mundo: un conjunto en el Philadelphia Museum of Art, otro en el Museo Nissim de Camondo y el último en la residencia de los Errázuriz en Buenos Aires. La sala tapizada en seda rosada, tiene un fino mobiliario del siglo XVIII y un par de chandeliers idénticos a los del Petit Trianon; fue diseñado por André Carlhian.

Salón de Madame del palacio Errázuriz. Fotografía en : http://universes-in-universe.org/esp/art_destinations/argentina/buenos_aires/museums/museo_arte_decorativo
Un palacio de tales características no podía tener un Comedor menos suntuoso. Para su construcción, el diseñador  Georges Hoentschel se inspiró en el recargado  estilo Luis XIV del salón de Hércules del palacio de Versailles, logrando crear un recinto de notables características ornamentales que incorpora paneles completos de mármol rosa, verde y blanco de carrara; materiales ideales para realzar los grandes banquetes ofrecidos por la familia, sobretodo después de que Matías Errázuriz se convirtió en el Embajador de Chile en Argentina en 1931.  El comedor con capacidad para 24 personas resplandecía, entre fina platería, porcelanas y ricos platillos que deleitaban a los afortunados comensales. 

El comedor del palacio Errázuriz, fotografía www.MNAD.org - El salón de Hércules de Versailles, fotografía en www.chateauversailles.fr

Contiguo al Comedor se encuentra el  jardín de invierno, diseñado en estilo Luis XVI, está decorado con grandes paneles, enormes vidrieras y mármoles.
Un escritorio privado, enmaderado en roble y con estanterías empotradas, completa la planta noble del palacio.

Antiguo jardín de invierno del palacio Errázuriz. Fotografía gentileza Museo Nacional de Arte decorativo de Argentina.
Escritorio del palacio Errázuriz. Fotografía en : http://universes-in-universe.org/esp/art_destinations/argentina/buenos_aires/museums/museo_arte_decorativo
El área privada del segundo nivel de la casa no es menos elegante, e incorpora variados estilos. Por un lado, el boudoir de Matías Mato Errázuriz Alvear, el hijo menor, fue diseñado en curioso estilo art déco por José María Sert, el genio modernista que había trabajado para las grandes compañías de ballet europeo y era fiel representante  de la vanguardia rupturista.
El cielo está pintado de color azul noche en la técnica del craquelé, las manillas de las puertas eran de jade y los lisos muros, cubiertos por curiosas pinturas carnavalescas y objetos budistas, rompían con el riguroso estilo francés del palacio.
Boudoir de Mato Errázuriz, fotografía en www.MNAD.org
Mucho más coherente al palacio fue don Matías Errázuriz, quien encargó su dormitorio en un estilo Luis XV. La boiserie de roble y el entelado se perdió tras años de uso como una oficina administrativa del museo, pero un ambicioso proyecto recuperó el espacio, restaurando la boiserie, entelando nuevamente la sala con seda traída de la casa Tassinari & Chate de Paris, la misma tienda que vendió a los Errázuriz la tela original.
El mobiliario de estilo lusitano, que estaba guardado en los depósitos del museo, fue recuperado y se dispuso en el dormitorio, junto a otros muebles adquiridos en remates y un boceto de Cornelia Ortúzar, donado por Nini Gómez, nieta de Matías Errázuriz.
La antecámara y la sala de baño, revestida en estuco con piso de mármol y con todo su equipamiento intacto, también fueron rehabilitadas, siendo éste uno de los mejores proyectos curatoriales en Argentina, dirigido por Hugo Pontoriero, curador del MNAD; quien junto a su equipo devolvió el viejo esplendor de este íntimo espacio.

Dormitorio de Matías Errázuriz, fotografía en: http://revistaarchivosdelsur-muestrasarte.blogspot.com/2010/05/dormitorio-de-matias-errazuriz-ortuzar.html
Baño de Matías Errázuriz, fotografía en: http://revistaarchivosdelsur-muestrasarte.blogspot.com/2010/05/dormitorio-de-matias-errazuriz-ortuzar.html
Salas de estilo imperio, el dormitorio de doña Josefina Errázuriz, su vestidor y baño; salas de recibo y el dormitorio de Pepita Errázuriz Alvear, completan el segundo nivel de la mansión. El tercer piso –la mansarda- era destinado al servicio.

Las terminaciones de la mansión se extendieron todo 1917 y parte del año siguiente. La familia eligió inaugurar el palacio durante los festejos que se realizaron en Buenos Aires ante la llegada de una comitiva chilena integrada por el Embajador Gonzalo Bulnes, miembros del senado y personajes de la sociedad santiaguina; quienes asistirían a la inauguración el día 18 de septiembre de 1918 del Monumento a Bernardo O'Higgins en Plaza Rodríguez Peña. 
“La sociedad entera de Buenos Aires participó en nuestros festejos y sus más caracterizados salones abrieron sus puertas en suntuosas recepciones. Nuestro compatriota Matías Errázuriz y su esposa Josefina Alvear, hallaron en estos días propicia ocasión para inaugurar su palacio, el más suntuoso y sin duda el de más refinado gusto en la ciudad; las proporciones y la riqueza sorprendían en aquella mansión que había costado a sus dueños varios millones de nacionales y largos años de selección de mobiliario”. Balmaceda, E. Del presente y del pasado. Ediciones Ercilla. Santiago de Chile, 1941. Pág. 144
El palacio Errázuriz en 1918, recién inaugurado. Fotografía en www.MNAD.org
Monumento a Bernardo O'Higgins en la Plaza Rodríguez Peña en la actualida y el día de su inauguración. La obra fue encomendada al escultor chileno Guillermo Córdova, e inaugurada el 18 de septiembre de 1918. Fotografías antiguas en Revista Caras y Caretas de Buenos Aires, 28 septiembre 1918.
La magnificencia del palacio Errázuriz Alvear permaneció en la familia hasta 1937. Dos años antes, Josefina Alvear muere de cáncer, dejando en la más absoluta desolación a su marido, quien debería enfrentar nuevamente la tragedia años más tarde.
Pepita Errázuriz Alvear se casó con Jaime Indalecio Gómez, y tuvieron tres hijos: Carmen, Jaime (casado con la condesa italiana Ana María Lovatelli)  y  Josefina quien se dedicó a la pintura, casándose con Hipólito Paz, embajador y reconocido político.
Mato Errázuriz Alvear, bohemio de espíritu y modernista, se casó con la italiana Franca Antinori, mudándose a la estancia de la familia Alvear en Santa Fe, donde distribuyó su escogida colección de objetos orientales, especialmente budistas. De temperamento inquieto y tendencia depresiva, terminó suicidándose en su estancia, a los 40 años.

Mato Errázuriz en Mar del Plata. Gentileza MNAD
Tras la muerte de su mujer,  Matías Errázuriz decide abandonar Argentina, y recluirse en su cómoda casa en el balneario de Zapallar, en Chile. 
Ofrece entonces al Gobierno Nacional la posibilidad de comprar el palacio y su colección de arte, con la intención de convertirlo en eun museo abierto para todos los ciudadanos.
La venta se concreta en 1937 y desde ese año, funciona ahí el Museo Nacional de Arte Decorativo, la Academia Argentina de Letras, la Academia Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Oriental.
El MNAD cumple una función impecable hasta hoy, su línea curatorial, puesta en valor del inmueble y magnifica colección, lo ha convertido en uno de los más importantes museos de estas características en el mundo. Actualmente el museo acaba de inaugurar el dormitorio de Matías Errázuriz,  y espera prontamente restaurar y rehabilitar nuevos espacios, siempre conservando respetuosamente su concepción original. El palacio está abierto de martes a domingo de 14 a 19 hrs, los días martes es gratis. Está ubicado en Avenida del Libertador 1902, Buenos Aires Argentina. Más información en www.mnad.org

¿Qué pasó con Matías Errázuriz?
               Matías Errázuriz, Caras y Caretas 29 agosto 1931

El ya anciano Errázuriz disfrutó sus últimos días entre Zapallar, Santiago y la capital trasandina. Su casa en el balneario, dominando la bahía, estaba siempre abierta para las recepciones y famosa era su notable colección de arte, resguardada celosamente por su dueño. Los días de la belle époque habían terminado, el brillo de las recepciones y los despilfarros de millones mermaron sus finanzas, debiendo afrontar una vejez holgada pero sin grandes lujos, por lo menos no los que acostumbraba.
En Chile se sentía querido, su amiga y pariente, Blanca Vergara de Errázuriz junto con Eugenia Huici, quien había llegado a Chile casi amarrada en un avión tras una vida entera en Europa, se convirtieron en su gran compañía.
“Sólo después de los ochenta me he venido a dar cuenta de tanta cosa maravillosa y hermosa en mi vida… estamos los dos en plena y clara vejez física, que no nos permite hacer ni decir lo que deseamos, lo cual es una crueldad para dos charladores sociales…” Cartas de Blanca Vergara a Matías Errázuriz. Archivo Sergio Fernández Larraín, Biblioteca Nacional. 1952. Más información en: http://brugmannrestauradores.blogspot.com/2010/07/la-joie-de-vivre-de-dona-blanca-vergara.html

Vendida ya la casa en Zapallar, murió con su familia en Buenos Aires en 1953, y hoy está sepultado en el cementerio de la Recoleta, en el mausoleo de los Alvear, junto a su querida mujer y sus hijos…
Mientras tanto, su palacio continua dominando la ajetreada Avenida del Libertador, y maravilla a diario a miles de visitantes, quienes reconocen en cada ornamento, en cada salón; el suntuoso estilo de vida de un chileno que hizo de Argentina su hogar...


Agradecemos al Museo Nacional de Arte Decorativo por su gentileza al proporcionar fotografías e información.

Mario Rojas Torrejón
Fernando Imas Brügmann
Se prohibe la reproducción parcial o total del artículo. Todos los derechos reservados.

Palacio Errázuriz, fotografía: Flickr Zack Zalium


Bibliografía

BALMACEDA, E. Del presente y del pasado. Ediciones Ercilla, Santiago de Chile. 1941

Revista Caras y Caretas, Buenos Aires. 14 septiembre 1918
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires. 28 septiembre 1918
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires. 10 enero 1920
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires. 29 agosto 1931

Sitios web

http://www.proyectored.net/d14.html

http://www.scribd.com/doc/102659012/Palacio-Errazuriz

http://viniciusargentina.com.ar/arte/el-errazuriz-un-palacio-que-refleja-lo-mejor-del-siglo-xx-porteno-520

http://www.mnad.org/index.php?subP=jardin&header=header_lblue
http://universes-in-universe.org/esp/art_destinations/argentina/buenos_aires/museums/museo_arte_decorativo/17
http://revistaarchivosdelsur-muestrasarte.blogspot.com/2010/05/dormitorio-de-matias-errazuriz-ortuzar.html
http://urbatorium.blogspot.com/2012/02/la-plazuela-de-la-merced-y-su-escultura.html

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2 comentarios:

Rodrigo Inzunza dijo...

Excelente artículo, por sobre todo me gusta que toca las personas y el ambiente social involucradas a su construcción, no solamente al palacio, el que me tocó conocer hace años en B.A. cuando no se hacían muchas exposiciones y estaba casi con todo su mobiliario y menaje íntegro, toda una verdadera joyita.

Ary Lautaro Rios dijo...

Que desafortunados (y errados, en mi opinión) los comentarios de Eduardo Balmaceda sobre la capital argentina. Puede, acaso, adivinarse un dejo de resentimiento por el superior nivel de prosperidad que Argentina había representado tradicionalmente frente a Chile, en especial por aquella época? Cierto, las fortunas de Buenos Aires eran relativamente nuevas, pero lo eran también las de Chile. Después de todo, se trataba de dos sociedades jóvenes.
En cuanto a su observación sobre la presencia de lujo, pero no necesariamente de buen gusto, que decir... las casas de los Bosch, Acevedo, Madero, Paz, Anchorena, Pereda, Ortiz Basualdo, Duhau... la mayoría de las grandes residencias que sobreviven hoy en Argentina son muy bellas, y si bien ni siquiera son tan ostentosas (en especial si tenemos en cuenta las mansiones que por aquella misma época mandaban a construir los magnates norteamericanos en Nueva York o Rhode Island) cuentan con detalles y terminaciones mucho mas sofisticadas que cualquiera de sus contrapartes chilenas, incluyendo los palacios Larrain Zañartu y Pereira (que parecen uno copia del otro), la residencia Cousiño, el palacio de los Edwards y las demas mansiones que supuestamente son 'tope de gama' en Santiago y Valparaiso.