El ALICAIDO PARQUE ALMAGRO, CENTRO DE REVUELTAS Y DESMANES, ESCONDE ENTRE SUS SENDEROS LA POSTAL PERFECTA DEL SUEÑO DEL PARIS AMERICANO.
ES QUE LA IGLESIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO RESGUARDA AUN EN SU GRACIOSA ESTAMPA LA MAGIA DE UN ARQUITECTO QUE QUISO OBSEQUIAR A NUESTRA CAPITAL UN TEMPLO MÁS MAGNÍFICO QUE EL MISMÍSIMO SACRE COEUR GALO. PARADÓJICAMENTE JAMÁS FUE TERMINADO, PORQUE LA CRISIS ECONÓMICA Y EL DECAIMIENTO PROPIO DE TODO UN BARRIO, LO DEJÓ EN EL MÁS COMPLETO ABANDONO.
ENTRE ARQUERÍAS ROMÁNICAS, BÓVEDAS Y ALTAS CÚPULAS SE ESCONDEN LOS TESOROS ARTÍSTICOS DE TALLERES CHILENOS Y EUROPEOS, QUE PRETENDÍAN HACER DE ESTA IGLESIA UNA DE LAS MÁS LUJOSAS DE CHILE. ¿QUÉ SECRETOS ESCONDE LA POPULAR BASÍLICA DE LOS SACRAMENTINOS? AHORA LO SABREMOS...
En la calle Arturo Prat casi llegando a Santa
Isabel, coronando el añoso Parque Almagro y en lo que fue uno de los más
tradicionales barrios de Santiago, se alzó hace casi un siglo la gloriosa
Iglesia del Santísimo Sacramento, hoy Templo Votivo Nacional y Monumento
Histórico desde 1991.
Eran años en que los ricos vecinos del Barrio
Dieciocho vivían obnubilados con la magia de Paris, siendo capaces de entregar
grandes sumas de dinero a las congregaciones religiosas para la construcción de
iglesias y capillas en el sector. Pero la crisis de 1929 golpeó profundo en la
sociedad chilena, causando el éxodo de los vecinos más adinerados y dejando
inconclusas muchas de las grandes obras que se estaban levantando a lo largo de
la ciudad. La Iglesia de los Sacramentinos fue uno de estos grandes huérfanos, quedando
su ornamentación interior a medio terminar y la fachada –de sofisticado estilo
bizantino- concluida sólo en algunas partes.
Muy poco se sabe de esta enorme obra urbanística,
parece ser más conocida por el frustrado matrimonio de la modelo María Eugenia Larraín
y el futbolista Iván Zamorano, o el parafernálico matrimonio entre Kathy
Barriga y Joaquín Lavín, con carroza de princesa incluida.
Fachada principal y posterior de la Iglesia del Santísimo Sacramento. |
Lo cierto es que la popularmente llamada “Basílica
de los Sacramentinos” nunca ha tenido el rango de basílica, sino que es una
Iglesia parroquial. Fue además uno de los primeros edificios religiosos
construidos con el novedoso sistema de hormigón armado, y fue hasta la
construcción del Templo Votivo de Maipú, la iglesia más alta de Chile.
Lo que pocos conocen también es que el templo
consta de dos grandes iglesias, una subterránea y otra en la superficie, cada
una con más de 1.500 mts2. ; Y que sus grandes portones hacia calle Arturo
Prat debieron ser pintados de verde, porque algunos ignorantes robaban los
ornamentos dorados de las puertas pensando eran de oro.
Las acciones vandálicas no se detienen ahí,
contándose algunos robos de objetos litúrgicos, pérdida de vitrales y revueltas
que han dañado la fachada. El peor problema eso sí es la inevitable acción ambiental
sobre los materiales, que han causado estragos en las áreas inconclusas de la
iglesia, debiendo soportar inundaciones, filtraciones de agua, fatiga de
material y la caída de numerosos elementos ornamentales desde las torres a raíz
de los últimos movimientos telúricos.
Pero ¿cuándo se inicia su historia en nuestro país?
La iglesia del Santísimo Sacramento. En CHILE, Jacques Cori, 1948. Archivo Brügmann. |
LOS
SACRAMENTINOS Y SU LLEGADA A CHILE.
La
orden fue fundada en 1856 por S. Pedro Julián Eymard (1811- 1867), gracias al
consentimiento de Mons. Sibour, Arzobispo de Paris. Fue aprobada por la Santa sede
definitivamente en 1895.
Son una
congregación simple, con votos perpetuos y de vida común. Su fin es el culto solemne y la glorificación
de Jesús sacramentado en adoración diurna y nocturna. Su espiritualidad es
eminentemente Eucarística. Para ellos, la Eucaristía no es sólo dogma, moral,
liturgia, sino, además, vida que merece la entrega de vidas a su servicio. Esta
entrega representa el Amor de la comunión eucarística, procurando la
investigación, y la ayuda a los más necesitados. Su labor es ampliamente
reconocida en el mundo entero, que se debe además a su notable expansión desde
Francia al resto de Europa y gran parte de América, fundando casas en Estados
Unidos, Canadá, Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Puerto Rico y
Uruguay.
Basilique du Sacré Coeur. 2008. |
En Francia,
la Congregación- a pesar de llevar una vida simple y al servicio de la
comunidad- se asoció desde muy temprano a la aristocracia parisiense, por lo
que su templo principal, el Sacre Coeur de Montmatre, es un referente lujoso de
la necesidad de demostrar el amor a Cristo en la ceremonia de la Eucaristía,
por medio de la extravagancia y riqueza material que prodiguen las manos del
hombre. El concurso público fue ganado por el conocido arquitecto francés
Paul Abadie en 1873, iniciándose su construcción en singular estilo bizantino,
concluyéndose recién a fines de 1919 cuando la Primera Guerra Mundial había
terminado.
Los templos de la Orden Sacramentina son reconocidos por ser verdaderos
palacios en honor a Dios, lujosos en materiales ornamentales y con edificios
representativos por la extravagancia en su decoración. “Desde un comienzo,
la orden demostró que inspiraba a construir verdaderos palacios religiosos:
como queriendo decir que no podía ser sencilla una construcción que, en su
interior, cobijaba un misterio”. Laborde, M. Templos Históricos de
Santiago. Ediciones El Mercurio. Santiago de Chile. 1987. Pág. 52.
Los Sacramentinos de Buenos Aires |
A
Latinoamérica llegan los Sacramentinos cuando la acaudalada señora Argentina,
doña María Mercedes Castellanos de Anchorena, lleva a miembros de la
congregación a Buenos Aires con el fin de fundar una iglesia próxima a su
palacio en la Plaza San Martín. El templo financiado por ella misma, elevó la
categoría de lujo decorativo en la ciudad y su construcción fue bastante
comentada, tanto así que una revista publicó detalles de la construcción en
Chile, llegando a manos de la benefactora santiaguina doña María Luisa Lecaros Vicuña
de Marchant quien sin pensarlo dos veces decidió iniciar las gestiones para
traer a la Congregación Sacramentina y financiar la construcción del templo más
grande Chile.
El
Papa Pio X les envía la Bendición apostólica desde Roma en 1910, y dos años más
tarde con la presencia de Monseñor Claro, el Presbítero Villafuerte, la señora
Lecaros y una distinguida multitud, se bendice la primera piedra de la Cripta.
ARQUITECTURA E INGENIERIA UNIDAS EN UNA GRAN PROEZA.
Los fondos y la primera piedra del proyecto
estaban listos cuando el arquitecto Ricardo Larraín Bravo fue elegido para
construir la Iglesia. Había presentando la Maquette de un templo inspirado en
el Sacre Coeur de Paris. El conjunto encantó a todos los patrocinantes, quienes
sabían de la experiencia de este notable personaje, autor de los más refinados
edificios públicos en el centro de la ciudad, grandes residencias particulares,
catedrático y creador además de ingeniosos proyectos sociales que más tarde se
harían realidad en el sur de Santiago.
El arquitecto
Ricardo Larraín Bravo |
“La personalidad
del señor Larraín bravo es una de las más conocidas y prestigiosas de todos
nuestros círculos, tanto por su cultura, su talento y su propia ascendencia,
como por su excepcional competencia en el ejercicio de su profesión.
El señor
Larraín Bravo es hijo del señor don Ricardo Larraín Urriola y de la señora
Bernarda Bravo de Larraín. Nació en Valparaíso el día 9 de abril de 1879. Cursó
estudios secundarios en el Colegio de los Padres Franceses de Santiago, y
estudió ramos superiores en Paris. Estudió también en la École Saint Jean de
Versalles de 1892 a 1897. Este último año ingresó a la École d’architecture de
parís, en la que obtuvo su diploma el año 1900. Es bachiller en Ciencias de la
Sorbone de París.
Después de
recibir su título de arquitecto en París, obtuvo el “Gran premio” de la escuela
de arquitectura de la misma capital, y la
“Medalla Alfred Durand Claye”, y premio en el concurso de Higiene de la
Habitación en París el año 1900. Medalla de honor y premio en la Exposición de
Bellas Artes de Santiago, en 1903. Premio de la Universidad de Chile por su
obra “La Higiene aplicada a la construcción”, obra editada por el gobierno en
1903; Medalla de oro de Primera clase en la Exposición de Bellas Artes
celebrada en Santiago en 1913; premio en el concurso para la construcción del
Banco de Chile, en Santiago en 1920 y premio en el concurso de fachadas
efectuado en Santiago en 1912.
Acuarela original del proyecto, 1910. |
El señor
Larraín Bravo es además Jefe de la Oficina Técnica de la Caja del Crédito
hipotecario desde 1915; Miembro del consejo de Bienestar Social, miembro
académico de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Chile. En política
pertenece al Partido Liberal, del cual es Director General.
Ha escrito
las siguientes obras: “Apuntes sobre casas para obreros en Europa y América”
(Paris, 1900); “Alimentación d’eau de la Ville de Cortal” (Paris, 1902); “La
Higiene aplicada a las construcciones” (Santiago, 1903. Tres volúmnes); “La
edificación Moderna en Buenos Aires” (Santiago, 1910); “Historia de la
arquitectura” (Santiago 1915, tres tomos) y numerosos folletos y artículos para
la prensa sobre viajes, arte, arquitectura, etc.
Pertenece a
las siguientes instituciones: Asociación de Arquitectos de Chile, Sociedad de
Instrucción primaria de Santiago, Patronato de la Infancia, Facultad de
matemáticas de la Universidad de Chile, Asociación de arquitectos del Uruguay.
Es también miembro del Consejo de Bellas Artes. Ingresó como socio del Club de
la Unión en 1904.
El señor
Larraín bravo posee el francés, el inglés y el italiano. Profesionalmente ha
construido 143 edificios particulares, algunos de ellos premiados en los
concursos de fachadas y otros son de clase monumental, como la Iglesia del
Santísimo Sacramento., la Caja del Crédito Hipotecario, el Colegio San Agustín,
la Caja de Ahorros de Concepción, la de Chillán y la de Valparaíso (rascacielos
de 12 pisos), las de La Serena, Copiapó, Vallenar, San Fernando, Osorno, etc.
Las obras de beneficencia de la Población Huemul en Santiago”. En: “Álbum del Club de la Unión”
Imprenta y litografía La Ilustración, Santiago de Chile, 1925. Página 207. Archivo Brügmann.
Sin embargo el siempre telúrico panorama nacional
hacían inviable una edificación de tan grandes proporciones, situación que fue
condicionante para invitar al reconocido ingeniero francés Victor Auclair,
quien hace algunos años había traído a nuestras tierras el novedoso sistema de
construcción en hormigón armado. La Iglesia de los Sacramentinos sería el
primero de miles de edificios que se construirían posteriormente con este sistema.
El ingeniero
Victor Auclair |
“Víctor Auclair, nacido en Commentry,
Francia, en 1866, después de estudios básicos en el colegio, eligió la carrera
de carpintero, como lo había hecho antes
su padre. Así, fue a estudiar a una
escuela particular, destinada a la
formación de los compagnons. Estos compagnons, carpinteros, albañiles,
zapateros… tenían una filosofía de trabajo especifica centrada sobre la
transmisión del “saber-hacer”, de la voluntad, la rectitud y la fidelidad en
sus compromisos, el gusto por la
libertad de pensar y el espíritu emprendedor. Para cada uno de estos compagnons
se elegía un nuevo nombre en relación con su región de origen y su carácter.
Así en 1884, a la edad de 18 años, Víctor
Auclair fue bautizado “bourbonnais, hijo del
progreso” al momento de su consagración
como compagnon carpintero del Deber de libertad. Siempre quiso honrar el
título de “hijo” hasta llegar a transformase en “padre del progreso”. Como
verdadero inventor, diseñador e instigador de progreso. Para completar su
educación y formación práctica en el dominio de la construcción, ingresó en la
famosa Escuela de Bellas Artes de Paris en el taller del arquitecto Constant
Moyaux.
Titulado arquitecto de la Escuela de
Bellas Artes de Paris, decidió salir de Francia donde no se le ofrecían grandes
oportunidades, y partir a Chile, país susceptible de construir para él, un terreno de
experimentación, donde sus arduas investigaciones podrían encontrar una
aplicación muy adecuada. Su desafió:
transmitir su conocimiento de las potencialidades de un nuevo material.
Construcción de las bóvedas. |
Son las grandes destrucciones
consiguientes al terremoto de 1906, que lo empujaron a radicarse en Chile con su familia. En efecto, el 16 de agosto de 1906, el puerto de
Valparaíso había conocido un sismo de
magnitud 8.5 en la escala Richter, que destruyó casi enteramente la cuidad y
provocó la muerte de más de 3000 ciudadanos.
Eso demostraba, nuevamente, la vulnerabilidad de un territorio constituyendo “comme une étagère
suspendue au dessus du Pacifique et accrochée aux Andes”. Después de esa
catástrofe, el gobierno de don Pedro Montt fundó, el 1 de mayo de 1908 el Servicio de Sismología de Chile, dirigido por el francés Ferdinand
Montessus de Ballore, titulado en la escuela Politécnica de Paris. La primera
estación sismológica fue instalada sobre
el cerro santa Lucia el mismo año. En paralelo, las investigaciones y
experimentaciones en el campo de la construcción asismica se desarrollaron,
permitidas por la llegada de nuevos materiales. Es en ese contexto que Víctor
Auclair llegó a Chile, con la voluntad de continuar sus investigaciones sobre
un sistema de construcción en concreto armado, y mediante sus cálculos
demostraría la resistencia de este material a los sismos.
Sus
actividades profesionales en Chile
empezaron en 1907 y se desarrollaron de manera importante a partir de 1911.
Desde este momento obtuvo rápidamente un reconocimiento a nivel nacional. Entre
sus principales obras, el participó en la construcción de la iglesia del
Santísimo Sacramento que empezó en 1911. Pero las grandes proezas que realizaba
con este nuevo material, hasta alcanzar una
luz de 19,20 m al nivel de las bóvedas de la cripta, inquietaban. Por eso,
para demostrar la confianza que tenía en sus cálculos el día de la
inauguración, decidió bajar con su hija
-la escritora, Marcelle Auclair-, en la cripta, y medir la flecha de las
bóvedas bajo el peso de los 2000
visitantes presentes para el evento. Auclair muere en Chile en el año 1928”. PERRIN, F. Victor Auclair El itinerario
increíble de un compagnon carpintero. En: Revista del Colegio de Arquitectos.
Noviembre, 2010. Pp.16.
Las obras comienzan en 1912, contemplando la
construcción de dos grandes
iglesias, una subterránea para la congregación, y otra de carácter público sobre el nivel del suelo. Ambas
iglesias constan de tres naves, cielos abovedados y enormes proporciones. Se
consideró para su ornamentación elementos decorativos de gran valor: vitrales, pilas y escalinatas de
mármol, puertas y rejas de bronce, retablos, parqués y confesionarios de finas
maderas; y dos grandes altares de mármol blanco, policromados y con
incrustaciones de lapislázuli y bronce, que fueron encargados a Argentina y
Francia.
La estructura de hormigón armado permitió la realización de la cripta de 1500 m2 y una gran cúpula
central ubicada sobre el altar que tiene una altura de 69 metros sobre el nivel
de la vereda, proporcionales a los 56 metros de su largo interior. Desafortunadamente la crisis económica, el éxodo de la burguesía y la
llegada de la numerosa población desde la zona rural, hizo que la escasez de
fondos, dieran un ritmo lento a la construcción.
Vista de la calle Arturo Prat y la iglesia en construcción. Colección MHN. |
La Iglesia superior tiene tres
naves, divididas por anchas columnas corintias, que sostienen un deambulatorio,
iluminado por finos vitrales traídos de Francia. La cúpula en el interior
alcanza los 60 metros. En la zona del ábside se ubica el Altar Mayor, traído
desde Argentina, hecho en mármol blanco, con mosaicos dorados, elementos de
ónix, granito y lapislázuli, confeccionado en los talleres de “Magner”. El ábside fue decorado con vitrales hechos en Chile. De Alemania se
trajo el órgano; el púlpito, los confesionarios y la sillería del coro, fueron
tallados en madera de lingue en los talleres de los Salesianos. Las puertas de
bronce también son de factura nacional. Las altas torres y la cúpula, fueron
ornamentadas con imágenes de cemento blanco, obra del escultor Alirio Pereira.
A la Iglesia se incorporó un extenso claustro, con patios y una oficina parroquial.
Los trabajos se prolongaron hasta 1936, fecha
en que se inaugura oficialmente la Iglesia cuando ya el ingeniero Auclair
habían muerto. La falta de fondos impidió que se
estucara por completo, y se finalizaran los detalles ornamentales de la
fachada. Con los años la Iglesia perdió su esplendor, y los patios fueron
vendidos a locales comerciales, que demolieron parte de la construcción,
conservándose unos pocos edificios anexos.
BRÜGMANN
EN LA IGLESIA DE LOS SACRAMENTINOS
Hace no más de 80 años unas treinta mil
personas salían desde la Iglesia de los Sacramentinos hacia el Parque Cousiño
en una multitudinaria procesión -parte de un Congreso Eucarístico- donde se
ordenaría el primer sacramentino Chileno, ante la mirada ferviente de los
fieles, cofradías, sacerdotes y la mismísima señora Lecaros de Marchant, que
veía en ese suceso el esplendor de toda su obra. Es que la Iglesia de los
Sacramentinos era todo un hito dentro de Santiago, un lugar de procesión, que
reunía a cientos de personas los 18 de septiembre por su condición de Templo
Votivo Nacional en homenaje al primer Centenario de la Independencia.
Hoy nada queda de eso, sólo algunas palomas
que revolotean en las frías torres ocupando el sitio de tantos hombres y
mujeres que hicieron de los sacramentinos parte importante de su vida.
Al
decaimiento propio de la iglesia como institución, se debe además considerar la
progresiva pérdida del valor de una obra artística y arquitectónica, que día a
día es blanco de transformaciones urbanas poco amigables, que contribuyen a su
desaparición dentro del inconsciente colectivo. El Alcalde Bombal en los años
80 extendió el Parque Almagro y creó una plazoleta que permitía observar todo el conjunto, generando una de las más notables perspectivas de Santiago. Pero las malas
gestiones urbanísticas y la construcción de edificios en altura en las calles
aledañas, lograron empequeñecer el conjunto, eclipsarlo entre ventanas
coloridas y ladrillos de tonos marrones, que nada tienen que ver con la
estética de todo un barrio ya casi en extinción.
Conociendo ese desolador panorama nos
enfrentamos a la Iglesia del Santísimo Sacramento por primera vez. Era casi un
sueño conocer esa iglesia, que habíamos visto tantas veces pero que casi nunca
estaba abierta al público. No tendríamos una visita cualquiera porque nuestro
ingreso tenía como objetivo encontrar un elemento de interés para realizar el
seminario de título.
Al patio del claustro se abre un edificio
tosco, con arquerías neo románicas que resguardan las habitaciones de los pocos
sacerdotes que quedan en el lugar. Más allá la gris silueta del concreto se
eleva a más de 40 metros, cuya fachada esconde un sinfín de detalles entre
bizantinos y neoclásicos, con grandes portadas que se elevan más de dos metros
sobre el suelo, y a las que se ingresan por numerosas gradas.
El corredor tras el abside. |
Entramos a la iglesia por la oficina
parroquial en la calle Santa Isabel, donde un largo pasillo nos conduce a salas
que desembocan en un iluminado corredor central. Una serie de pinturas cuelgan
sobre los muros, todas con evidentes daños. Vemos una copia de la Inmaculada
Concepción de Murillo, a María Magdalena, a la Virgen de Lourdes, una Coronación
de la Virgen y la Crucifixión.
A través de una pesada puerta tallada con
figuras aladas ingresamos al ábside de la iglesia iluminada tenuemente por
rayos de luz que ingresan por las góticas ventanas circulares. El silencio es
el complemento perfecto para disfrutar la delicada arquitectura: El piso de es
de fino parquet, el primero hecho en Chile por la fábrica W. Hochköppler Hnos
en 1925. Los muros están estucados con detalles románicos, que recuerdan las
grandes basílicas bizantinas. Hay medallones, flores, columnatas y rosetones
por doquier. Gruesas columnas con pesados capiteles corintios rodean la zona
del Altar Mayor, en una serie de arquerías que se elevan dos pisos, y que
permiten apreciar en toda su magnitud el lujoso Altar traído de Argentina por
partes. Tiene dos pisos, íntegramente cubiertos con placas de mármol blanco.
Arquerías con columnas de ónix, contienen escenas hechas con mosaicos
policromados que representa iconografía referente a la congregación. Podemos
ver un pelícano que alimenta a sus polluelos con sangre, símbolo del vino. El
cordero, símbolo del sacrificio y un lirio, imagen asociada a la Virgen.
Al centro un templete románico –el baldaquín- ostenta
la Custodia de bronce, de procedencia francesa, que es resguardada por dos
ángeles alados en reposo.
Distintas vistas del Altar Mayor de la Iglesia principal, 2010. Fotografía de los autores. |
La iglesia es enorme, tiene tres naves
separadas por gruesas columnas románicas, que dejan en el segundo nivel un
espacio para el coro. Al fondo, sobre las puertas principales está el órgano que
llegó en 1920 proveniente de la casa alemana Walcker. El espacio es tan
grandioso que nos sentimos minúsculos, la cúpula central tiene más de 60 metros
de altura, e ilumina con sus pequeñas ventanas el rosáceo estuco con que está
revestido todo el interior.
Vista hacia la cúpula de la iglesia. 2010. |
A pesar de la inmensidad del espacio sentimos
que algo falta, extrañamos ese lujo decorativo con que los sacramentinos
adoraban al dios. Es que esta parte de la iglesia sufrió la crisis económica y
años de falta de fondos, que dejaron inconcluso la mayoría de los detalles
ornamentales. Los medallones no tienen mosaicos dorados con escenas pastoriles,
no hay estaciones ni retablos, faltan esos cielos pintados proyectados por
Larraín y la claridad de la luz que ingresa por las ventanas hace extrañar la
profusión de lujosos vitrales que debieron cubrir todas las vidrieras. La
mayoría de los detalles decorativos fueron hechos en Chile: los confesionarios,
sillería del coro y algunos pedestales provienen de los talleres salesianos.
Los pocos vitrales que existen son de factura chilena, hay algunos en las
ventanas que recorren el corredor del ábside en el segundo nivel, otros en unas
pequeñas capillas con cielo abovedado y un conjunto más elaborado en los brazos
del crucero, que representan a distintas personalidades femeninas y masculinas
que ayudaron con la construcción, entre ellos el arquitecto Larraín Bravo y
Victor Auclair; y la figura central de Monseñor Crescente Errázuriz sosteniendo
la maquette de Los Sacramentinos.
Los numerosos detalles ornamentales están presentes en todo el interior de la iglesia. La triple altura del espacio crea una elegante atmósfera de amplitud . Fotografía de los autores, 2010. |
Vitrales que representan al Arzobispo Crescente Errázuriz , a Victor Auclair y Ricardo Larraín Bravo. |
Recorremos completamente todos los rincones de
la iglesia. Pero el edificio nos guardaba un secreto aun más espectacular, un
espacio oculto entre la oscuridad del subsuelo.
Pasamos nuevamente al corredor tras el
ábside, bajamos por una destartalada
escalera de madera y enfrentamos una oscura puerta de caoba, tallada íntegramente.
Al abrirla caminamos ciegos en la más absoluta oscuridad hasta una luz roja que
indica los interruptores para encender las luces. Uno a uno los activamos, y
las cálidas ampolletas comienzan a iluminar poco a poco rincones maravillosos trasplantados
de una cripta de los templarios.
El cielo es bajo, la arquería de columnas
románicas resguarda el área del altar, desde donde penden dos lámparas
colgantes con la simbólica Llama Eterna, que debe arder permanentemente junto
al altar y hoy luce apagada. Delimita el presbiterio –espacio que precede al
altar mayor- un elaborado comulgatorio de mármol con columnas corintias y
mosaicos dorados, de procedencia francesa. En dos capillas laterales junto al
Altar Mayor, se encuentran también dos elaborados altares: uno que representa a
la Virgen del Carmen y otro a la Sagrada Familia.
El altar mayor (al igual que los laterales) es
de mármol con mosaicos policromados, tiene columnas de ónix, detalles en mármol
amarillo, rojo y verde; un baldaquín con una custodia de bronce y grandes
candelabros. En la parte posterior es posible apreciar una inscripción que
indica que el Altar fue consagrado por Monseñor Rafael Salas Edwards el 28 de
marzo de 1921.
El Altar Mayor de la Iglesia subterránea es el más importante. Su procedencia y lujo decorativo se debe al delicado trabajo de la Firma Guiraud Hnos, y su intalación a la conocida Marmolería Ceppi. |
Una
inscripción en el comulgatorio nos revela un detalle aun más espectacular, el
Altar, el comulgatorio y los altares laterales proceden de la célebre firma “Marbrerie
Guiraud Fres”, autores de muchas obras escultóricas en Francia, entre ellas el Altar Mayor neogótico de la Iglesia de Nuestra señora de la asunción de Mimizan, un altar menor de la Parroquia de Saint-Pierre de Belvès ou des Bois, un altar de reminiscencias bizantinas en la Iglesia parroquial de Saint-Vite; un altar neogótico y una fuente bautismal en la iglesia de San Saturnino.
Los altares traídos por partes desde el país galo fueron armados por la también conocida Marmolería de Santiago Ceppi, con gran tradición desde 1852 en Santiago.
Nave central de la Iglesia subterránea. |
El cielo abovedado se extiende hacia el
oriente desde donde bajan columnas románicas que separan las tres naves. Existen
pequeñas capillas abovedadas con vitrales donde hay pilas de mármol o
imaginería religiosa. En los muros hay confesionarios tallados y una serie de
Estaciones colgando de los muros. Un púlpito está tallado fantásticamente con
figuras de los apóstoles, y la escalinata que sube hacia la iglesia superior es
de mármol con barandas de bronce.
Sin duda alguna este lugar no recibió los
embates de la crisis económica, porque el lujo decorativo de las manufacturas
chilenas y europeas está presente en un interesante muestrario artístico.
Al oriente una pequeña puerta nos conduce a
una oscura sala llena de objetos en desuso, entre ellos una corona fúnebre, de
esas que usaban los grandes carros en el siglo XIX tirados por caballos y
cubiertos de negro. Una escalera nos conduce a una Cripta con algunas lápidas.
Los nombres indican que son benefactores del siglo XIX que fueron trasladados para descansar eternamente bajo la sombra de los Sacramentinos. La pequeña linterna no
nos deja seguir caminando, porque se nos hace peligroso pasar entre escombros y
basura.
Volvemos a subir al corredor, teniendo ya en
mente nuestros enfoques para realizar un buen seminario de título. Hemos
constatado un legado lujoso que no sólo el ambiente se ha encargado de destruir,
sino que las personas que visitan el lugar han causado también grandes daños.
Mármoles quebrados, muros agrietados, pinturas totalmente rayadas con
inscripciones y cortadas con cuchillo; y lo peor una incesante necesidad de
robo que ha despojado a la iglesia de grandes ornatos. Es que la Iglesia de los
Sacramentinos vive una lenta y voraz decadencia.
Por más de un año visitamos esta solitaria
iglesia, conocimos sus grandes secretos y ornatos, revivimos parte de la
historia de una congregación y un edificio entero. Creamos un documento que
puede contribuir a re valorizar parte de sus obras y por sobretodo tuvimos el
privilegio de visitar uno de los grandes hitos urbanísticos de Chile y presentárselos
hoy a todos ustedes.
Mario Rojas Torrejón
Fernando Imas Brügmann
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BIBLIOGRAFIA
ALBUM DEL CLUB DE LA
UNION. Imprenta y Litografía La Ilustración. Santiago de Chile. 1925
CORI,
J. CHILE. Ediciones Cory. Santiago de Chile. 1948
PERRIN,
F. Victor Auclair El itinerario increíble de un compagnon carpintero. En:
Revista del Colegio de Arquitectos. Noviembre, 2010. Pp.16.
VIZCAÍNO, M.
Ricardo Larraín Bravo, obra arquitectónica. Ediciones Universidad Diego
Portales. Santiago de Chile. 2010
2 comentarios:
Qué lindas iglesias que tienen por allá, y son bien diferentes a las de Argentina. Se nota que tienen otra estructura, la arquitectura se inspiró en otro movimiento. Parece los dos países fueron influidos por distintas partes de Europa y por eso resultaron ser dos culturas tan diferentes. Todo esto me lo contaron cuando fui a sacar los pasajes a Santiago de Chile desde Buenos Aires. La gente que viajaba era muy macanuda y nos pusimos a hablar, especialmente con un señor que me contó que era historiados. Muy bien preparado, y me dio un pantallaso general de la historia de Chile y su fundación!
Excelente trabajo, para adentrase en la historia de esta hermosísima iglesia. Las fotos ayudan bastante a transmitir su grandeza. Jorge
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