EN
MARZO DE 2015, BRÜGMANN.CL JUNTO A VIVARTE Y EL CONSEJO NACIONAL DE LA
CULTURA, LANZÓ UNA GUÍA DE TURISMO PATRIMONIAL LLAMADA "LA RUTA DEL CITÉ".
LA PUBLICACIÓN TE INVITA A REALIZAR UNA ATRACTIVA CAMINATA A TRAVÉS DEL BARRIO YUNGAY Y EL SECTOR QUE RODEA LA IGLESIA DE LOS SACRAMENTINOS, ESPACIOS COLMADOS DE HISTORIA, ARQUITECTURA Y DISEÑO, QUE TIENEN COMO PROTAGONISTAS A LOS CITÉS Y PASAJES QUE INUNDAN DE COLOR SUS CALLES.
NO TE PIERDAS LA OPORTUNIDAD DE REDESCUBRIR ESTE DESCONOCIDO PATRIMONIO DE SANTIAGO...!
El Cité, como modelo habitacional
de vivienda colectiva de la ciudad de Santiago de Chile, se origina en el
contexto de hechos sociales, urbanos e históricos específicos, correspondiendo
a un patrimonio en sí mismo.
A principios del siglo xx, en
plena industrialización del país, el Estado chileno dicta la primera ley social
de su historia, la “Ley de Habitaciones Obreras” en el año 1906, la que busca
palear el grave déficit habitacional de la época debido a la llegada de grandes
flujos de población campesina a la ciudad en busca de empleo, ello fuertemente
influenciado por la Encíclica “Rerum Novarum” del Papa León XIII en 1891 y su
“Cuestión social”, las luchas del movimiento obrero y las corrientes
higienistas europeas.
Es así, como se integra a la
ciudad consolidada, un importante parque habitacional de vivienda popular,
cuyas principales virtudes se sustentan en un diseño orgánico denso, de alta
habitabilidad y respetuoso de su entorno edificado, produciendo además una
armónica integración de estratos sociales en los barrios residenciales del
centro histórico de Santiago, hasta el día de hoy.
El hacinamiento, la pobreza y la insalubridad, era común en los conventillos. |
Las formas urbanas y
arquitectónicas de Cités y Pasajes de la ciudad de Santiago se modelan en
función de la fusión de predios recuperados desde el interior de las manzanas
que se fueron deteriorando desde la Colonia, utilizando para ello un
inteligente diseño arquitectónico que conserva la armonía del orden urbano existente.
Según esta lógica, se segmenta parcial o completamente la manzana, de modo de
liberar espacio para la implantación de unidades de vivienda continua,
conectadas a través de un espacio colectivo peatonal mínimo, conjuntos que
deben adecuarse a la estructura predial disponible, adoptando una infinidad de
formas que enriquecen sustantivamente el lenguaje urbano de la ciudad.
Los conjuntos están compuestos
por una serie continua de viviendas de uno o dos niveles, articuladas por una
circulación colectiva o espacio semi-público, perpendicular a la calle, irrumpiendo
así hacia el interior de las manzanas. Cuando estos ejes dividen parcialmente
la manzana, se les define como cités, y cuando la dividen, como pasajes.
La
concepción espacial y urbana del Cité, así como en el caso de las poblaciones
obreras, cumplen a cabalidad con los postulados higienistas de la época, en que
se persigue dotar a la ciudad industrializada de soluciones habitacionales
colectivas de bajo costo, que incorporen en sus nociones de diseño la
ventilación y el asoleamiento de los espacios interiores de la vivienda, así
como la dotación de infraestructura sanitaria, con el fin de prevenir la
propagación de enfermedades contagiosas. Estas fueron las premisas para la
generación de un modelo de vivienda higiénica en Chile, el que se inspira de
cerca en la experiencia europea, tras una adaptación a las condiciones socioculturales
y urbano-arquitectónicas chilenas.
Este fenómeno no fue un hecho
aislado, sino que de orden mundial, en que las ciudades industrializadas de
principios del siglo xx, adoptaron dichos modelos de vivienda obrera. Para
ello, se desplazan hasta París los más destacados arquitectos para formarse
como “Arquitectos-Higienistas”, título impartido en la Escuela Superior de
Bellas Artes de Paris. Entre los arquitectos chilenos figuraron Ricardo Larraín
Bravo y Manuel Cifuentes, como también arquitectos franceses que se instalarían
más tarde en Chile para llevar adelante la construcción de vivienda higiénica y
grandes obras públicas, tales como Emile Jequier, Víctor Auclair, Eugène
Joannon Crozier y Emile Doyère.
Cité Adriana, Av. La Paz. Arqto: Alfredo Cruz. |
Hacia fines de la primera mitad
del siglo xx, la construcción de Cités y de poblaciones obreras se estanca en
los barrios centrales de la ciudad de Santiago, por variadas razones. Por una
parte, se agotan los terrenos disponibles en los barrios centrales y producto
de ello, se desarrolla un mercado habitacional hacia las periferias urbanas, lo
que también produce un cambio en las expectativas de localización de los
sectores de la clase media emergente santiaguina como también de paradigma
urbano, adoptando las nuevas corrientes de “Ciudad jardín”, emigrando hacia el
sector oriente de la capital, dando lugar a la construcción de los
“Barrios-jardines” en las comunas de Providencia y Ñuñoa. También incide
importantemente en el término de la construcción de vivienda colectiva tipo
Cité, el gran terremoto de Chillán de 1939, producto de lo cual se adoptan
normativas urbanas y constructivas antisísmicas, lo que impidió mantener el lenguaje
morfológico tradicional.
Todas estas razones hacen que las nuevas
construcciones se instalen fuera de los límites urbanos de los cascos antiguos
de las ciudades. Según variadas fuentes, se puede inferir, que durante los 25 años
de vigencia de la Ley de Habitaciones Obreras, fueron demolidas 15.147
habitaciones o piezas declaradas insalubres, 396 viviendas fueron directamente
construidas por el Estado, 614 viviendas fueron rehabilitadas y el sector
privado construyó 3.243 viviendas nuevas. Entre las viviendas concebidas por la
Ley de 1906, los “Cités” y conventillos higiénicos, corresponden al 90% de ese
total.
Sin embargo, la producción de
vivienda barata, también trajo consigo el comienzo de un fenómeno de
especulación inmobiliaria, ya que los sectores más adinerados aprovecharon las
facilidades del Estado para constituir rentables negocios, tras el arriendo de
las propiedades a familias modestas o en ascensión social. Si bien la cantidad
de soluciones habitacionales producto de esta ley se considera insuficiente
respecto al problema que se debía enfrentar, en Santiago se logró construir un
parque habitacional de alrededor de 10.000 viviendas higiénicas, sin considerar
la acción de la beneficencia católica, la que había comenzado con esta obra desde
fines del siglo XIX. Más allá de sus pioneros aportes en materia de salubridad habitacional,
la Ley de Habitaciones Obreras deja como herencia una profunda impronta
edificatoria -como es el caso del Cité- en el paisaje urbano del Santiago
histórico, por medio de la riqueza compositiva de las tipologías habitacionales
empleadas por los arquitectos higienistas de aquella época.
Estas obras deberían ser
declaradas patrimonio cultural y social de la ciudad de Santiago, pues además
de representar uno de los emprendimientos públicos más genuinos del siglo XX en
Chile, se hace imperioso preservar y proteger los modos de vida tradicionales
de solidaridad y espíritu comunitario entre vecinos que promueve la concepción
espacial del Cité, donde se reproduce una indisociable interrelación entre
espacio y habitante, es decir una convivencia a escala humana.
El universo habitacional de Cités
y Pasajes considera hoy una población aproximada de 40 mil habitantes y 10.000
viviendas, representando un verdadero bastión residencial de los sectores de
bajos ingresos de Santiago, de inigualable centralidad y consolidación social,
pero pese a su reconocido valor patrimonial, vive un larvado proceso de
deterioro habitacional. En efecto, los Cités y Pasajes arrastran desde hace décadas
una compleja realidad habitacional, generada principalmente por la imposibilidad
de sus habitantes a sobrevenir a la mantención de sus viviendas debido a su
condición de bajos recursos y a la informalidad legal de la propiedad de sus
inmuebles, haciendo inviable en la práctica, la aplicación de programas
públicos de mejoramiento habitacional. Ello se ve agravado por la situación general
de deterioro urbano en que se encuentran dichos barrios hoy, tras el impacto
destructor de la edificación de gran altura, lo que deja a los habitantes de
Cités y Pasajes, en una condición habitacional de marginalidad social, pese a
su localización en el centro de la ciudad.
Presentación
Verónica Adrián- Arquitecta
Este animado sector conserva casi
intacto esa apacible sensación de barrio hoy perdida en gran parte de nuestra
capital. La tranquilidad sigue siendo algo natural en sus habitantes, que al
tañer de las campanas de las iglesias, transitan por calles colmadas de historia,
reflejada en una arquitectura heterogénea donde conviven representaciones de la
época colonial, pretenciosos edificios de la Belle Époque y numerosas manifestaciones
del movimiento Art Déco.
Por esas mismas calles caminaron
el naturalista Ignacio Domeyko, los escritores Eusebio Lillo, Augusto D’Halmar,
Joaquín Edwards Bello, el nicaragüense Rubén Darío e incluso el poeta español Antonio
Machado; valiosos personajes que dotaron al barrio de un intenso quehacer
cultural, que hoy no se ha perdido. Yungay es conocido por su ambiente
amigable, que ofrece al visitante diversos lugares donde descansar bajo la
sombra de grandes árboles, disfrutar de un café a media tarde o conocer un poco
más de nuestra historia, visitando alguno de los museos del sector, en su
mayoría ubicados en el Parque de la Quinta Normal.
Una imperdible es la avenida
Portales, donde cada domingo se instala una feria de frutas y verduras, y un
mercadillo de curiosidades. Digno también de conocer es el Teatro Novedades,
recién restaurado, o el Museo de la Educación Gabriela Mistral, instalado en la
antigua Escuela Normal nº1 de niñas. El recorrido se hace más ameno al
comprobar que los tradicionales almacenes, rotiserías, peluquerías y bazares aún
subsisten, siendo unas cápsulas del tiempo que nos evocan recuerdos de niñez.
Más al norte la Iglesia de San Saturnino indica que estamos próximos a
finalizar nuestro recorrido, en la antigua Plaza Yungay, epicentro del barrio y
hogar del Monumento al Roto Chileno, magistral obra del escultor Virginio
Arias. Un paseo por la calle Libertad y una visita a la ajetreada avenida San
Pablo, permiten ver cómo éste sector se ha ido renovando, pero sin perder esa
magia que lo convierte en uno de los hitos de Santiago.
Fernando Imas Brügmann
Conservador y Restaurador de Bienes Culturales
1- Cité Las Palmas
Avenida Matucana 524- 534
Arquitecto: Julio Bertrand Vidal
Año de construcción: 1914
Fue mandando a construir por el ciudadano español José Pastor,
y su arquitectura refleja el refinamiento de la Beaux Arts parisina. Está
conformado por 6 casas interiores y dos hacia la calle. En este cité vivió una
temporada el poeta español Antonio Machado.
Cité Las Palmas. Archivo Brügmann, 2014. |
Cité Las Palmas. Archivo Brügmann, 2014. |
Cité Las Palmas. Archivo Brügmann, 2014. |
Cité Las Palmas. Archivo Brügmann, 2014. |
2- Cité Edwards
Calle Herrera 52-568
Arquitecto: Clodomiro Valdivia Pineda
Año de construcción: 1912
3- Pasaje Adriana Cousiño
Calle Huérfanos 3065
Arquitecto: Cruz Montt & Larraín Bravo
Año de construcción: c. 1915
Concebido originalmente como el “Gran Cité Modelo”, fue transformado en un pasaje en la década de 1930. Hoy, sus llamativas fachadas lo convierten en uno de los iconos indiscutidos del barrio Yungay.
Cité Adriana Cousiño. Revista Sucesos, 1917. |
Pasaje Adriana Cousiño. Archivo Brügmann, 2014. |
Pasaje Adriana Cousiño. Archivo Brügmann, 2014. |
4- Cité Huérfanos 3047
Calle Huérfanos 3047
Arquitecto: -
Año de construcción: c. 1915
Una guirnalda coronada por un león remata los edificios que dan la bienvenida a este colorido cité…
Cité Huérfanos 3047. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Huérfanos 3047. Archivo Brügmann, 2014 |
5- Pasaje Lucrecia Valdés de Barros
Calle Huérfanos 2871
Arquitecto:-
Año de construcción: 1924
Éste llamativo conjunto de fachadas historicistas fue encargado por el conocido político Luis Barros Borgoño, quien ordena erigir las viviendas para los ejecutivos de la Caja de Ahorros,
organismo que presidía. Bautiza el conjunto en honor a su mujer, Lucrecia Valdés.
organismo que presidía. Bautiza el conjunto en honor a su mujer, Lucrecia Valdés.
En el número 370 vivió el escritor Alberto Romero, autor de la novela “La viuda del conventillo”.
Pasaje Lucrecia Valdés. Archivo Brügmann, 2014 |
Pasaje Lucrecia Valdés. Archivo Brügmann, 2014 |
Pasaje Lucrecia Valdés. Archivo Brügmann, 2014 |
6- Pasaje Hurtado Rodríguez
Calle Compañía 2876
Arquitecto: Domingo Calvo Mackenna
Año de construcción: c. 1915
Entre 1924 y 1926, el cité se transforma en un pasaje al abrirse una calle e incorporar nuevas propiedades construidas por los conocidos arquitectos Garafulic, Mozó, Rojas Santa María, Larraín Bravo, entre otros.
Pasaje Hurtado Rodríguez. Archivo Brügmann, 2014 |
Pasaje Hurtado Rodríguez. Archivo Brügmann, 2014 |
Pasaje Hurtado Rodríguez. Archivo Brügmann, 2014 |
Pasaje Hurtado Rodríguez. Archivo Brügmann, 2014 |
Pasaje Hurtado Rodríguez, en 1917, cuando aun era un Cité. Revista Sucesos. |
7- Cité Huérfanos 2823
Calle Huérfanos 2823
Arquitecto: Fernando Calvo Larraín
Año de construcción: 1928
Cité Huérfanos 2823. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Huérfanos 2823. Archivo Brügmann, 2014 |
8- Pasaje Quechereguas
Entre las calles Huérfanos y Portales
Ingeniero Constructor: Julio Donoso
Ingeniero Constructor: Julio Donoso
Año de construcción: 1926
Pasaje Quechereguas. Archivo Brügmann, 2014 |
9- Cité Recreo
Calle García Reyes 333
Arquitecto: Atribuido a Omar Werth
Arquitecto: Atribuido a Omar Werth
Año de construcción: 1910
tranquila calle, resguardada por la sombra de una alta palmera. Fue restaurado en el año 2001, y es uno de los imperdibles de esta ruta.
Cité Recreo. Archivo Brügmann, 2014 |
10- Cité Las Palmeras
Calle Libertad 760
Arquitecto: -
Arquitecto: -
Año de construcción: 1927
Cité Las Palmeras. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Las Palmeras. Archivo Brügmann, 2014 |
10- Cité Fernández
Avenida San Pablo 2832
Arquitecto: Guillermo Yaneti Castillo
Arquitecto: Guillermo Yaneti Castillo
Año de construcción: 1911
Cité Fernández. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Fernández. Archivo Brügmann, 2014 |
Antiguos y nuevos usos del Cité
Fueron y siguen siendo muchos los factores que potenciaron o generaron esa particular forma de vida y convivencia al interior de los cités. Probablemente en sus inicios, el acercamiento entre sus habitantes se facilitó por compartir códigos culturales y sociales -en tanto que mayoritariamente- fueron construidos para sectores populares y/o de clase media. Los cités eran habitados mayoritariamente por familias de obreros, trabajadores, profesores, técnicos e inmigrantes italianos, españoles, etc; quienes accedieron a una vivienda digna con baño, cocina, dos habitaciones, living comedor y un pequeño patio interior.
Desde el punto de vista del diseño arquitectónico, podríamos señalar que la fachada continua, la calle en común y el acceso al cité propiciaron la convivencia entre sus vecinos. Estructura que propiciaba una actitud de colaboración y preocupación por el cuidado tanto de los espacios comunes (Jardín, puerta comunitaria) como de las actividades compartidas (aseo y ornato). Asimismo era habitual y lo es hasta hoy –en gran parte de estos espacios- celebrar las Fiestas Patrias, la Navidad y el Año Nuevo comunitariamente.
Actualmente la vida en los Cités y Pasajes ha ido cambiando, tanto para quienes residen en ellos como por la convivencia que se genera entre sus residentes. Los grupos que ahí viven
son variados y corresponden por una parte a propietarios antiguos y sus descendientes, en segundo lugar a una nueva oleada de inmigrantes latinoamericanos y de otros continentes como África y Europa, y por último a jóvenes, profesionales y artistas entre otros.
Por otra parte en cuanto a la convivencia hay exitosas experiencias de organización social y vida comunitaria. Pero también han surgido problemas por choques generacionales, culturales y de subsistencia o precariedad económica.
Los nuevos usuarios del barrio como profesionales y artistas, visualizan en estos espacios la posibilidad de instalar sus oficinas/talleres y también la oportunidad de compartir, de crecer y desarrollarse junto a otros.
Una situación delicada es que en los últimos años un número importante de inmobiliarias han construido departamentos excesivamente altos y de tamaño reducido tanto en el Barrio
Yungay como en el sector de los Sacramentinos. Este tipo de edificaciones, en el mayor de los casos, rompe y no armoniza con el diseño, la arquitectura y carácter patrimonial de estos lugares. Por otra parte, para muchos propietarios de los Cités y de los Pasajes es difícil no ceder ante las tentadoras ofertas económicas tanto de privados como de las inmobiliarias para adquirir sus propiedades, lo que trae consigo la exclusión social de un importante sector de la población y el fin de un tipo de construcción que hace parte de nuestra historia.
Desde el punto de vista del diseño arquitectónico, podríamos señalar que la fachada continua, la calle en común y el acceso al cité propiciaron la convivencia entre sus vecinos. Estructura que propiciaba una actitud de colaboración y preocupación por el cuidado tanto de los espacios comunes (Jardín, puerta comunitaria) como de las actividades compartidas (aseo y ornato). Asimismo era habitual y lo es hasta hoy –en gran parte de estos espacios- celebrar las Fiestas Patrias, la Navidad y el Año Nuevo comunitariamente.
Actualmente la vida en los Cités y Pasajes ha ido cambiando, tanto para quienes residen en ellos como por la convivencia que se genera entre sus residentes. Los grupos que ahí viven
son variados y corresponden por una parte a propietarios antiguos y sus descendientes, en segundo lugar a una nueva oleada de inmigrantes latinoamericanos y de otros continentes como África y Europa, y por último a jóvenes, profesionales y artistas entre otros.
Por otra parte en cuanto a la convivencia hay exitosas experiencias de organización social y vida comunitaria. Pero también han surgido problemas por choques generacionales, culturales y de subsistencia o precariedad económica.
Los nuevos usuarios del barrio como profesionales y artistas, visualizan en estos espacios la posibilidad de instalar sus oficinas/talleres y también la oportunidad de compartir, de crecer y desarrollarse junto a otros.
Una situación delicada es que en los últimos años un número importante de inmobiliarias han construido departamentos excesivamente altos y de tamaño reducido tanto en el Barrio
Yungay como en el sector de los Sacramentinos. Este tipo de edificaciones, en el mayor de los casos, rompe y no armoniza con el diseño, la arquitectura y carácter patrimonial de estos lugares. Por otra parte, para muchos propietarios de los Cités y de los Pasajes es difícil no ceder ante las tentadoras ofertas económicas tanto de privados como de las inmobiliarias para adquirir sus propiedades, lo que trae consigo la exclusión social de un importante sector de la población y el fin de un tipo de construcción que hace parte de nuestra historia.
Lo positivo a de este proceso es que en los últimos años cerca de los Cités y Pasajes o incluso en alguno de ellos, podemos encontrar un número no menor de actividades ligadas al turismo y a la cultura: cafés, restaurantes, pequeños hoteles, residencias universitarias entre otras. Así, hoy en día junto a antiguos Museos, Iglesias, Universidades, Teatros e Instituciones que hacen parte de nuestro patrimonio cultural, como es el caso de los Cités y Pasajes, debemos velar para que se cree -un puente, un verdadero dialogo- entre pasado y presente, tanto en el Barrio Yungay como en el sector de Sacramentinos, que siga potenciando y dinamizando culturalmente dos históricos barrios de Santiago.
Eugenia Velasco Villafaña
Historiadora del Arte
RUTA SACRAMENTINOS
La Iglesia del Santísimo Sacramento, obra maestra del arquitecto Larraín Bravo, inicia el recorrido por un barrio dinámico, ajetreado y lleno del más variado comercio, que ofrece desde libros usados, ropa, muebles, artículos electrónicos y hasta el más rebuscado de los repuestos de auto.
Sus calles recuerdan un pasado apegado a la clase media ilustrada y al intenso comercio que se generó gracias a la llegada de inmigrantes europeos a principios del siglo xx, quienes habitaron edificios de renta, casas y numerosos cités del sector. Una de estas colonias fue la judía, que fundaron en los alrededores de la calle San Diego el primer barrio judío, generando un peculiar dinamismo religioso, conviviendo las primeras sinagogas, en las calles Tarapacá, Serrano, Matta y Santa Isabel; con importantes templos católicos como la parroquia San Rafael Arcángel, obra del arquitecto Eugenio Joannon y la imponente Basílica del Corazón de María, consagrada con ese título por el Papa Pio xi, siendo la primera en el mundo en estar dedicada al Corazón de María. Muy cerca en la calle Copiapó, se encuentra el Consultorio nº1, el más antiguo de Chile, construido en 1937 y recientemente declarado Monumento Nacional. Salvados de la depredación inmobiliaria podemos encontrar viejas panaderías, carnicerías y almacenes, también la fachada del abandonado Teatro Esmeralda, inaugurado por el presidente Arturo Alessandri en 1922, siendo sucesivamente teatro, cine y centro deportivo, recordado por sus peleas de boxeo. Frente a él está la fachada racionalista de la Escuela Arriarán, y un poco más al oriente, la
escuela Francisco Olea conserva intacta ese tan característico aire decimonónico.
Este recorrido ofrece al visitante una experiencia distinta, el reencuentro con una maravillosa ciudad oculta tras el vertiginoso desarrollo que ha experimentado Santiago en los últimos años.
Sus calles recuerdan un pasado apegado a la clase media ilustrada y al intenso comercio que se generó gracias a la llegada de inmigrantes europeos a principios del siglo xx, quienes habitaron edificios de renta, casas y numerosos cités del sector. Una de estas colonias fue la judía, que fundaron en los alrededores de la calle San Diego el primer barrio judío, generando un peculiar dinamismo religioso, conviviendo las primeras sinagogas, en las calles Tarapacá, Serrano, Matta y Santa Isabel; con importantes templos católicos como la parroquia San Rafael Arcángel, obra del arquitecto Eugenio Joannon y la imponente Basílica del Corazón de María, consagrada con ese título por el Papa Pio xi, siendo la primera en el mundo en estar dedicada al Corazón de María. Muy cerca en la calle Copiapó, se encuentra el Consultorio nº1, el más antiguo de Chile, construido en 1937 y recientemente declarado Monumento Nacional. Salvados de la depredación inmobiliaria podemos encontrar viejas panaderías, carnicerías y almacenes, también la fachada del abandonado Teatro Esmeralda, inaugurado por el presidente Arturo Alessandri en 1922, siendo sucesivamente teatro, cine y centro deportivo, recordado por sus peleas de boxeo. Frente a él está la fachada racionalista de la Escuela Arriarán, y un poco más al oriente, la
escuela Francisco Olea conserva intacta ese tan característico aire decimonónico.
Este recorrido ofrece al visitante una experiencia distinta, el reencuentro con una maravillosa ciudad oculta tras el vertiginoso desarrollo que ha experimentado Santiago en los últimos años.
Avenida Santa Isabel 782
Arquitecto: -
Año de construcción: 1913
Este pequeño cité de albañilería de ladrillo a la vista, conforma junto a sus vecinos Isabel e Isidora, un llamativo conjunto que no pasa desapercibido entre los transeúntes.
Cité Ana. Archivo Brügmann, 2014 |
2- Cité Isabel
Avenida Santa Isabel 772
Arquitecto: -
Año de construcción: 1913
Al igual que su vecino “Ana”, este cité está compuesto por 6 pequeñas casas, y en su ingreso se distingue una reja con coronación de fierro, muy similar a la del mítico “Cité Véron” de París.
Cité Isabel. Archivo Brügmann, 2014 |
3- Pasaje Isidora
Avenida Santa Isabel 762
Arquitecto: -
Año de construcción: 1913
También conocido como Eyzaguirre, se diferencia de sus vecinos “Ana” e “Isabel”, por haber sido transformado en un pasaje mucho más extenso y tener salida a la calle Eyzaguirre; a través de un portal con decoraciones neoclásicas, donde hasta hace algunos años pendía un farol que iluminaba el lugar.
Cité Isidora o Pasaje Eyzaguirre. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Isidora o Pasaje Eyzaguirre. Archivo Brügmann, 2014 |
4- Cité Sotomayor
Calle Valdés 664 y 676
Ingeniero Constructor: Alonso Sotomayor E.
Año de construcción: 1927
La arquitectura industrial inglesa parece haber inspirado la concepción de este conjunto de cités. Originalmente eran tres, pero sólo se conservan dos, en muy buenas condiciones gracias a sus organizados vecinos.
Cité Sotomayor. Archivo Brügmann, 2014 |
5- Cité Diez de Julio
Avenida Diez de Julio Huamachuco 1032
Arquitecto: -
Año de construcción: c. 1910
Un portal de influencia “Art Déco” es el elemento característico de este cité oculto entre el ajetreo de esta comercial avenida. En su interior, sin embargo, las tejas de muslo y los muros revestidos en adobe, nos hablan de una arquitectura mucho más sencilla y tradicional.
Cité Diez de Julio. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Diez de Julio. Archivo Brügmann, 2014 |
6- Cité Sánchez
Calle Zenteno 731
Arquitecto: -
Año de construcción: 1927
Muy cerca de la Basílica del Corazón de María, este edificio sorprende por su factura e imponente fachada. Un portal protegido por una artística reja de fierro permite ingresar a un
pequeño cité, oculto bajo la sombra de una palmera.
CitéSánchez. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Sánchez. Archivo Brügmann, 2014 |
Basílica del Corazón de María. Archivo Brügmann, 2014 |
7- Cité Rojas
Calle Zenteno 816
Arquitecto: Miguel Angel Belloni
Año de construcción: 1926
Lo que más llama la atención de este cité es el sencillo tratamiento de la fachada que es animado por el movimiento de un gran portal con un arco. En el interior los aleros son un detalle que merece ser observado con atención.
Cité Rojas. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Rojas. Archivo Brügmann, 2014 |
8- Cité Valdés
Calle Lord Cochrane 768
Arquitecto: Mario Errázuriz Larraín
Año de construcción: 1934
Una hornacina vacía junto a dos faroles llaman la atención en este interesante conjunto de casas con claro estilo neocolonial español.
Cité Valdés. Archivo Brügmann, 2014 |
9- Cité Valdés Ortúzar
Calle Lord Cochrane 776-790
Arquitecto: Luis Román Cristi
Año de construcción: 1933
Las líneas rectas del portal dejan atrás las pretenciosas decoraciones de principios del siglo xx. En el interior, un espacio más amplio de lo habitual resguarda las sencillas fachadas de este peculiar cité capitalino.
Cité Valdés Ortúzar. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Valdés Ortúzar. Archivo Brügmann, 2014 |
10- Cité Berg
Calle San Diego 831
Arquitecto:Celso Maggi Pinto
Año de construcción: 1923
Una discreta reja no evidencia el atractivo de este cité, que a principios del siglo xx estaba emplazado en pleno barrio Judío, albergando a muchas familias recién llegadas a nuestro país.
Cité Berg. Archivo Brügmann, 2014 |
11- Cité Ossa
Calle San Diego 926
Arquitecto:-
Año de construcción: 1920
Compuesto de 20 casas, éste atractivo cité está resguardado por un edificio de dos pisos que se impone entre la comercial calle San Diego. En su interior, arcos, frontones y un sinfín de detalles de ladrillo, deleitan al visitante.
Cité Ossa. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Ossa. Archivo Brügmann, 2014 |
12- Cité Aimé
Calle San Diego 962-964
Arquitecto:-
Año de construcción: c. 1925
Los numerosos detalles de influencia Art Déco presentes en el edificio llaman la atención de todos los transeúntes. El cité de lisas y sencillas fachadas, es animado gracias al movimiento que otorgan geométricos balcones de madera.
Cité Aimé. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Aimé. Archivo Brügmann, 2014 |
13- Cité Pérez Sánchez
Calle San Diego 975
Arquitecto:Pedro Palma Araneda
Año de construcción: 1912
El conocido arquitecto Pedro Palma legó a los santiaguinos su visión de la vivienda colectiva modesta, en este colorido cité. Exteriormente, el edificio de dos niveles es rematado por un frontón triangular, e incorpora grandes balconajes de fierro.
Cité Pérez Sánchez. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Pérez Sánchez. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Pérez Sánchez. Archivo Brügmann, 2014 |
14- Cité Portales
Calle Coquimbo 1033
Arquitecto:-
Año de construcción: 1925
Es parte de un conjunto mucho más extenso que enfrenta la calle Coquimbo. El cité, que alberga 16 casas de sencilla inspiración neoclásica, es animado por los vivos colores que los vecinos eligieron para pintar las fachadas; convirtiéndolo en uno de los más atractivos de esta ruta.
Cité Portales. Archivo Brügmann, 2014 |
15- Cité Prado
Calle Coquimbo 1030
Arquitecto:-
Año de construcción: 1912
Un gato deambula por el jardín de este colorido cité, convertido hoy en un verdadero oasis entre los numerosos edificios de departamentos que invadieron todo el sector.
Cité Prado. Archivo Brügmann, 2014 |
16- Cité Arturo Prat
Calle Arturo Prat 966
Arquitecto:-
Año de construcción:c. 1930
Un hito dentro de la calle Arturo Prat es el portal de este cité, colmado de detalles ornamentales como una serie de elementos vegetales, que contrastan con el gris de la ciudad.
Cité Arturo Prat. Archivo Brügmann, 2014 |
17- Cité Pedro del Río
Calle Porvenir 962
Arquitecto:-
Año de construcción: 1933
Los talleres, imprentas y almacenes de los alrededores de Avenida Matta, esconden entre sus fachadas pequeños cités, como éste, compuesto por sólo 9 casas.
Cité Pedro del Río. Archivo Brügmann, 2014 |
OTROS CITÉS DE INTERÉS
1- Cité San Francisco
Calle San Francisco 366
Arquitecto:-
Año de construcción: 1908
Un frontón triangular y arcos de fierro que sostienen faroles, son los elementos decorativos más llamativos en este cité, que fue ocupado por los trabajadores de la Posta Central a principios del siglo xx. Las casas de un piso hoy se han visto eclipsadas por la sombra de las altas edificaciones de los alrededores, que invaden esta antigua calle de Santiago.
Cité San Francisco. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité San Francisco. Archivo Brügmann, 2014 |
2- Cité Santa Rosa
Calle Santa Rosa 276-280
Arquitecto: Ricardo Larraín Bravo
Año de construcción: 1930
El “art déco” parece haber sido la inspiración para diseñar este valioso conjunto en la avenida Santa Rosa, que sorprende por sus severos detalles ornamentales y característico color rojizo. En su interior, un pequeño cité con casas de dos niveles sigue la estética modernista de toda la construcción, que a pesar del deterioro, continua maravillando a los transeúntes.
Cité Santa Rosa. Archivo Brügmann, 2014 |
3- Cité Salvador Sanfuentes
Calle Salvador Sanfuentes 2350-2354
Arquitecto: Ricardo Larraín Bravo
Año de construcción: 1929
Calle Salvador Sanfuentes 2350-2354
Arquitecto: Ricardo Larraín Bravo
Año de construcción: 1929
El barrio República es famoso por sus grandes palacetes de la “Belle Epoque”, y por sus numerosos centros educacionales, que lo han convertido en el barrio Universitario de Santiago. Entre las calles se pueden encontrar también algunos buenos exponentes del cité capitalino, como éste ubicado en la calle Salvador Sanfuentes, erigido en estilo “Art Déco”, y que aún conserva parte importante de su decoración original.
Cité Salvador Sanfuentes. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Salvador Sanfuentes. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Salvador Sanfuentes. Archivo Brügmann, 2014 |
4- Cité Capitol
Avenida Independencia 224
Arquitecto: Manuel Parra y Oscar Galleguillos
Año de construcción: 1927
La familia Marió, ligada al negocio teatral, decidió a principios de la década del '20 , encargar un gran edificio de renta, que tenía la particularidad de incluir una sala de espectáculos que fue conocida como Teatro Capitol y un atractivo cité de inspiración española, el que se conserva hasta hoy tras un enorme portal que enfrenta la populosa avenida Independencia.
Cité Capitol. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Capitol. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité Capitol. Archivo Brügmann, 2014 |
5- Cité España
Avenida España 760
Arquitecto:-
Año de construcción: c. 1910
Avenida España 760
Arquitecto:-
Año de construcción: c. 1910
La aristocrática avenida España inaugurada en 1906 en honor al matrimonio del rey Alfonso xiii, resguardó en sus aceras enormes palacetes, pero también algunos cités, como éste oculto tras la fachada de un neoclásico edificio.
El interior resguarda un conjunto de viviendas de dos niveles, organizadas en casas de altos y de bajos, cuyos accesos están protegidos por grandes aleros; sin duda el elemento más atractivo de este lugar.
El interior resguarda un conjunto de viviendas de dos niveles, organizadas en casas de altos y de bajos, cuyos accesos están protegidos por grandes aleros; sin duda el elemento más atractivo de este lugar.
Cité España. Archivo Brügmann, 2014 |
Cité España. Archivo Brügmann, 2014 |
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a Trinidad Guzmán y Manuel Figueroa del Área de Diseño del Consejo Nacional de la Cultura por el apoyo en la realización de esta guía, y su fiel compromiso con la cultura.
A Cristián Montané Canales, por el diseño de esta publicación; a Sebastián Aguilar Orozco y Sergio López Retamal de Patrimonio-urbano que colaboraron en la recopilación de información sobre los cités.
A Juan Cristóbal Maza y Blanca Velasco por sus valiosos consejos, y especialmente a Luís Torres, Isbonia Yapur Yao y Cristina Sgorbini por abrirnos las puertas de sus casas y compartir con nosotros sus recuerdos de cité…
La Ruta del Cité es una publicación de:
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