En la calle Cienfuegos de Santiago de Chile, se esconde una peculiar residencia que concentra en su fachada el exotismo del renacimiento alemán y curiosas decoraciones llenas de simbolismo y fantasía.
Su interior no es menos llamativo,
entre oscuros salones de aura medieval surgen también espacios de
inspiración modernista, que fueron en su momento el primer atisbo de vanguardia
en la arquitectura nacional.
Fue
ésta la
casa y taller del arquitecto Ismael Edwards Matte, un versátil personaje
de principios del siglo XX que no sólo destacó como arquitecto sino que
tuvo un activo rol en la política, en el periodismo y en la educación
de los menos favorecidos.
Hoy les ofrecemos un
recorrido por la historia de esta misteriosa residencia santiaguina...
La fachada del inmueble tiene cinco niveles, terminada en una cubierta a dos aguas que recuerda las antiguas casas bávaras con sus características ornamentaciones de madera tallada, y pequeñas buhardillas. Diversas terrazas dan dinamismo al severo aspecto del muro, así como también una loggia en el segundo nivel, con cielo pintado y llamativas columnas cada una decorada con motivos distintos, y capiteles con figuras zoomorfas. Sin embargo, el elemento que más llama la atención es la alta torre coronada por una aguja que enmarca parte de la fachada, donde no sólo los vitrales parecen atraer la vista sino que también los diversos motivos ornamentales que según el escritor Sergio Fritz, se tratarían de representaciones del Arte Hermético. Por un lado vemos cuatro figuras de simios que vigilan desde lo alto el ingreso principal, diversos mascarones y en la base de la torre, las figuras de un pintor, un albañil, un escultor y un esqueleto que sostiene un reloj de arena, siendo esta la más interesante pues representa el tiempo, inexorable para todos los seres humanos, pero capaz también de regenerar la materia descompuesta, y transformarla en nueva vida, según lo propuesto por la Alquimia. La torre está sostenida por un curioso apoyo de corte medieval decorado por la figura de un dragón con cabeza de pájaro, atrapando una serpiente.
El primer nivel de la casa tenía en sus extremos dos grandes accesos, el sur como ya dijimos servía para ingresar a la residencia, pero el acceso norte permitía entrar al taller particular de los arquitectos, iluminado por grandes ventanas con vitraux y herrería artística; donde existía una sala de dibujo, un recibidor, una sala de modelado y un escritorio.
Atravesando la puerta principal llegamos a un sombrío espacio abovedado que nos conduce a la planta superior a través de una estrecha escalera de piedra, en cuyo término existe un arco protegido por una reja, donde se puede leer la leyenda en latín “Quis novus hic nostris successit sedibus hospes?” , ¿Quién es este nuevo invitado que se acerca a nuestra morada?, tomada de La Eneida, epopeya del poeta Virgilio. Las barandas de la escalera son de fierro forjado, y culminan en la curiosa figura del esqueleto de un perro sosteniendo el pasamanos.
El vestíbulo de la casa es un espacio largo, rectangular, abovedado y sombrío, iluminado escasamente por dos espectaculares vidrieras dispuestas en los muros sur y norte; una representando la imagen de un barco navegando en un mar agitado; y la otra encerrando en su centro un valioso vitraux del siglo XVII, con la figura de un cortesano, rescatado de un derruido castillo europeo. En torno a este espacio se distribuyen los salones más importantes, todos interesantes por su calidad ornamental y variedad estilística.
Hacia el poniente se encuentra el salón principal, ya en ese momento llamado living-room, que es en sí mismo un muestrario excepcional de diferentes elementos de madera tallada con motivos inspirados en la lejana época del renacimiento alemán. De ese estilo son las barandas que protegen un altillo, decoradas con figuras de corte; la espectacular chimenea, los paneles, los artesonados y el elemento más simbólico del edificio: la talla de un bufón tocando la mandolina que sirve de apoyo, considerado la piedra angular del inmueble, rodeado de una vieja leyenda que dice que si llegase a ser removido o dañado, toda la construcción se vendría al suelo.
Junto a este recinto se ubica el escritorio de la casa, una sala decorada por vigas, puertas y dinteles completamente tallados, vitraux verdes, y un saliente enmaderado. Hacia el sur se ubica la biblioteca, mientras que dos puertas que conducen a una pequeña terraza, enmarcan entre sus vidrieras dos increíbles vitraux tomados de los grabados del famoso artista renacentista, el alemán Alberto Durero; se trata de una representación de “La Melancolia” y “Erasmus de Rotterdam”.
Ismael Edwards Matte no sólo fue un prolífico arquitecto, sino que tuvo
también una activa participación política, siendo diputado por Santiago en las
filas del partido liberal. Enemigo de Arturo Alessandri, fue un férreo opositor
a su gobierno, lo que le costó el destierro de él y su familia en 1925. Edwards
además tuvo como gran preocupación la labor pedagógica, se convirtió a su
regreso en un importante promotor de la educación, siendo elegido Director de
la Sociedad de Instrucción Primaria, y
de la Sociedad de Escuelas Nocturnas para Obreros.
A principios del siglo XX el sector poniente de Santiago experimentó
un auge inmobiliario debido al loteo de las antiguas chacras y la consiguiente
apertura de nuevas calles como Erasmo Escala o el proyecto de la Sociedad
Central de Arquitectos, que pretendía ampliar la avenida Brasil. Gracias a
esto, comienzan a surgir residencias en el sector diseñadas por la nueva
corriente de arquitectos chilenos que egresados necesitaban de espacio para
poder dar rienda suelta a sus propuestas constructivas. Entre ellos están
Alberto Álamos, Ricardo Larraín Bravo, Manuel Cifuentes, Fernando de la Cruz, Patricio
Yrarrázaval, Fernando Valdivieso, José Aracena o Gustavo Mönckeberg. Hoy se
conservan muchas de estas construcciones, pero ninguna otra llama tanto la
atención como la ubicada en la calle Cienfuegos 41.
Ismael Edwards Matte. Revista Los Sports, 1923 |
Esta propiedad perteneció originalmente a Ismael Edwards Matte, arquitecto
titulado en la Universidad de Chile y destacado político liberal; quien había
conformado una sociedad con el también arquitecto Federico Bieregel, de cuya
alianza habían nacido edificios tan interesantes como novedosos en estilo,
dentro de los que se cuentan: la residencia de Luisa Ariztía de Edwards en la
esquina de Miraflores con Monjitas, la
Dirección General de Crédito Prendario –conocido como La tía Rica- en la calle San Pablo, el desaparecido
edificio de la Sociedad Unión Comercial en la calle Estado y el famoso Castillo
Lehuedé en la calle Constitución del barrio Bellavista.
Cuando Edwards decidió establecerse definitivamente en un barrio junto
a su familia, escogió la calle Cienfuegos que en ese momento estaba viviendo un
fulgurante proceso constructivo. Pero su casa no sólo cumpliría una función
habitacional, sino que ideó junto a su socio la disposición de un moderno
taller en la planta baja para la firma de arquitectura dejando los pisos
superiores a la vivienda. Si esta dupla ya se había destacado en el medio por
sus novedosas inclinaciones estilísticas, la casa de Edwards y su taller, no
podía ser menos; y su construcción se inspiró en el curioso estilo alemán de la
época del renacimiento, con la particularidad de incluir en sus decoraciones
diversos motivos simbólicos, algunos guiños del arte nórdico y espacios
claramente ligados a las nuevas tendencias que imponía el finlandés Eliel Saarinen.
Las tallas en madera son un distintivo ornamental de la Casa Edwards Izquierdo, que se complementa a las buhardillas, la alta techumbre y la torre, icónicas formas traídas de la antigua arquitectura del renacimiento alemán. Fotografía Fernando Imas, 2012. Archivo patrimonial Brügmann. |
La fachada del inmueble tiene cinco niveles, terminada en una cubierta a dos aguas que recuerda las antiguas casas bávaras con sus características ornamentaciones de madera tallada, y pequeñas buhardillas. Diversas terrazas dan dinamismo al severo aspecto del muro, así como también una loggia en el segundo nivel, con cielo pintado y llamativas columnas cada una decorada con motivos distintos, y capiteles con figuras zoomorfas. Sin embargo, el elemento que más llama la atención es la alta torre coronada por una aguja que enmarca parte de la fachada, donde no sólo los vitrales parecen atraer la vista sino que también los diversos motivos ornamentales que según el escritor Sergio Fritz, se tratarían de representaciones del Arte Hermético. Por un lado vemos cuatro figuras de simios que vigilan desde lo alto el ingreso principal, diversos mascarones y en la base de la torre, las figuras de un pintor, un albañil, un escultor y un esqueleto que sostiene un reloj de arena, siendo esta la más interesante pues representa el tiempo, inexorable para todos los seres humanos, pero capaz también de regenerar la materia descompuesta, y transformarla en nueva vida, según lo propuesto por la Alquimia. La torre está sostenida por un curioso apoyo de corte medieval decorado por la figura de un dragón con cabeza de pájaro, atrapando una serpiente.
1. Ornamentación con la forma de un dragón occidental en el apoyo de la torre de la Casa Edwards. Fotografía Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann - 2. La Casa Edwards Izquierdo en la década de 1920. Revista de Arquitectura, UCH. 1926
Diversas ornamentaciones en la fachada de la casa Edwards Izquierdo, por un lado personajes relacionados a la Alquimia,
y por otro, seres zoomorfos, mascarones y lagartos, parte de la simbología medieval.
Fotografías Fernando Imas, 2015. Archivo Patrimonial Brügmann.
El primer nivel de la casa tenía en sus extremos dos grandes accesos, el sur como ya dijimos servía para ingresar a la residencia, pero el acceso norte permitía entrar al taller particular de los arquitectos, iluminado por grandes ventanas con vitraux y herrería artística; donde existía una sala de dibujo, un recibidor, una sala de modelado y un escritorio.
El estilo se acentúa en el acceso a la vivienda, compuesto por un arco
ojival rebajado decorado por una banda de florones y cintas muy similares los
antiguos motivos del árbol de la vida escandinavo. El dintel de la puerta está
completamente tallado teniendo como centro una figura humana rodeada de perros.
Destaca también la firma de los arquitectos, dispuesta junto a un lagarto que
en la simbología medieval se asocia a la luz creadora. Al traspasar el portón
se despliegan en lo que originalmente fue la entrada de autos, diversos motivos
inspirados en el arte vikingo: las vigas del cielo están talladas y pintadas,
herrerías con diseños vegetales protegen las ventanas, y la lámpara central es
una especie de ariete del románico. Al fondo sin embargo, el tinte medieval
parece desaparecer, y sobre lo que antiguamente era el garaje, se despliegan
los pisos superiores de la mansión enmarcando un patio de luz, cuyas formas y
motivos parecen haberse inspirado en el movimiento modernista europeo, con
vitraux geométricos espectaculares, salientes pronunciados y artísticas
herrerías muy cercanas al estilo de Gaudí.
El estudio de Edwards & Bieregel, en la planta baja de la casa de Cienfuegos 41. Fotografía c. 1930, Archivo CENFOTO. |
Ornamentación de estilo medieval inspirado en la cultura vikinga, en el acceso de la casa de Cienfuegos 41.
Fotografías Fernando Imas, 2015. Archivo Patrimonial Brügmann.
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Herrería ornamental en el patio de luz de la casa de Cienfuegos 41, que mezcla la tradición nórdica y el modernismo barcelonés.
Fotografías Fernando Imas, 2015. Archivo Patrimonial Brügmann.
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Atravesando la puerta principal llegamos a un sombrío espacio abovedado que nos conduce a la planta superior a través de una estrecha escalera de piedra, en cuyo término existe un arco protegido por una reja, donde se puede leer la leyenda en latín “Quis novus hic nostris successit sedibus hospes?” , ¿Quién es este nuevo invitado que se acerca a nuestra morada?, tomada de La Eneida, epopeya del poeta Virgilio. Las barandas de la escalera son de fierro forjado, y culminan en la curiosa figura del esqueleto de un perro sosteniendo el pasamanos.
Impresionante vitraux dispuesto en el taller de la firma Edwards &Bieregel, pero que es posible apreciar desde la caja de la escalera; un oscuro espacio que recuerda los viejos pasadizos de los castillos medievales, decorado con llamativa herrería.
Fotografías Fernando Imas, 2015. Archivo Patrimonial Brügmann.
El vestíbulo de la casa es un espacio largo, rectangular, abovedado y sombrío, iluminado escasamente por dos espectaculares vidrieras dispuestas en los muros sur y norte; una representando la imagen de un barco navegando en un mar agitado; y la otra encerrando en su centro un valioso vitraux del siglo XVII, con la figura de un cortesano, rescatado de un derruido castillo europeo. En torno a este espacio se distribuyen los salones más importantes, todos interesantes por su calidad ornamental y variedad estilística.
El vestíbulo de la casa Edwards izquierdo, espacio abovedado, con pavimento de baldosas e iluminado por un impresionante vitraux que presenta una embarcación en el mar.Fotografía Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann.
El vestíbulo de la casa Edwards izquierdo durante la década de 1920. Fotografía Revista de Arquitectura, UCH. 1927.
Hacia el poniente se encuentra el salón principal, ya en ese momento llamado living-room, que es en sí mismo un muestrario excepcional de diferentes elementos de madera tallada con motivos inspirados en la lejana época del renacimiento alemán. De ese estilo son las barandas que protegen un altillo, decoradas con figuras de corte; la espectacular chimenea, los paneles, los artesonados y el elemento más simbólico del edificio: la talla de un bufón tocando la mandolina que sirve de apoyo, considerado la piedra angular del inmueble, rodeado de una vieja leyenda que dice que si llegase a ser removido o dañado, toda la construcción se vendría al suelo.
La habitación está iluminada por una extensa vidriera con paneles de
diferentes vitraux, en cuyo centro se emplazaron cinco pequeños vitraux con
figuras medievales resguardando una pequeña leyenda, que si se lee en conjunto
arma la frase “Ich wache – Die architectan Ismael Edwards M- Fritz BIeregel-
Bauten dieses haus in anno d mcmxxvii- I watch”. (Yo vigilo-Los architectos
Ismael Edwards M. –Federico Bieregel- Construyeron esta casa en el año de 1927-
Yo vigilo).
Contigua a esta sala se encuentra una amplia loggia con columnas cuyos
capiteles son completamente diferentes unos de otros, y están decorados con
diversas figuras zoomorfas. En el cielo, pintado a mano, se pueden observar
algunos atisbos del art nouveau, representado en pequeñas grecas con flores.
Paneles de madera tallados, barandas y figuras zoomorfas; vitraux, artesonados y tela en los muros, son parte de la ornamentación que conserva el salón principal de la casa de Cienfuegos 41. Fotografía Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann. |
La chimenea del salón principal de la casa Edwards izquierdo, en la actualidad y durante la década de 1920. Fotografía Fernando Imas, Archivo Patrimonial Brügmann. Fotografía Revista de Arquitectura, UCH. 1927.
La enorme vidriera que ilumina el salón principal está compuesta por diferentes tipos de vitraux, y la disposición de curiosas figuras de la corte europea, que resguardan en su leyenda el origen de la casa. Fotografía Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann.
Decoración del cielo de la loggia, cercana al movimiento modernista europeo. - El bufón y la mandolina, pieza ornamental que es considerada la piedra angular de la casa. Fotografía Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann.
Junto a este recinto se ubica el escritorio de la casa, una sala decorada por vigas, puertas y dinteles completamente tallados, vitraux verdes, y un saliente enmaderado. Hacia el sur se ubica la biblioteca, mientras que dos puertas que conducen a una pequeña terraza, enmarcan entre sus vidrieras dos increíbles vitraux tomados de los grabados del famoso artista renacentista, el alemán Alberto Durero; se trata de una representación de “La Melancolia” y “Erasmus de Rotterdam”.
Volviendo al vestíbulo, podemos acceder al poniente a una espaciosa
habitación que contrasta enormemente con la exuberancia decorativa de la sala
recién revisada. Sus líneas simples, carentes de toda ornamentación,
reivindican el acercamiento que tenían Edwards &Bieregel con las tendencias
arquitectónicas nórdicas impulsadas por el finlandés Eileen Saarinen, en un
primer guiño de minimalismo. Este
recinto fue utilizado originalmente como un salón, teniendo como única
ornamentación un cielo falso circular iluminado interiormente, dinteles de
mármol negro y un bow-window con grandes ventanas.
Contiguo a él, se ubicó un costurero, un pasillo de circulación para el área de servicio, el repostero, una escalera secundaria y la “Sun Room”, o salita de invierno, iluminada por amplias ventanas que permitía aprovechar al máximo el calor del sol en los fríos días de invierno.
La biblioteca de la casa Edwards izquierdo, Fotografía Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann.
El vitral La Melancolía y Erasmus de Rotterdam, son reproducciones de los famosos grabados del alemán Albert Durero, considerado uno de los artistas más importantes del renacimiento. Fernando Imas, 2016. Archivo Patrimonial Brügmann.
Contiguo a él, se ubicó un costurero, un pasillo de circulación para el área de servicio, el repostero, una escalera secundaria y la “Sun Room”, o salita de invierno, iluminada por amplias ventanas que permitía aprovechar al máximo el calor del sol en los fríos días de invierno.
Si volvemos al vestíbulo podremos ingresar a la última habitación
interesante de este nivel: el antiguo Comedor. Es un espectacular recinto,
lujoso y exótico, dominado por la presencia de una moderna chimenea de mármol
violeta. Gruesas vigas pintadas con diversos motivos geométricos decoran el
cielo, tienen pesados apoyos donde se pueden apreciar pinturas murales que
representan a dragones y lagartos medievales. Un curioso friso de tonos
amarillos recorre toda la sala, mientras que el resto del muro tiene papel
verde con figuras zoomorfas. El piso es de baldosas negras, y al poniente, un
pequeño saliente también de mármol violeta enmarca un bow-window con un llamativo
vitraux de formas geométricas que recuerda los diseños del arquitecto Charles Rennie Mackintosh, considerado uno de los principales exponentes del modernismo europeo.
La chimenea del comedor de la casa Edwards izquierdo, en la actualidad y durante la década de 1920. Fotografía Fernando Imas, Archivo Patrimonial Brügmann. Fotografía Revista de Arquitectura, UCH. 1927.
El vitraux que ilumina el Comedor de la Casa Edwards, recuerda los diseños del arquitecto Charles Mackintosh, uno de los principales exponentes del movimiento modernista europeo. Fotografía Fernando Imas, Archivo Patrimonial Brügmann.
Pinturas con formas de dragones y lagartos en el Comedor de la Casa Edwards. Fotografía Fernando Imas, Archivo Patrimonial Brügmann.
El segundo nivel albergó en su momento los dormitorios, al que se
llega a través de una escalera de piedra con barandas de metal, y que continúa
su travesía hasta los niveles superiores protegida por una estructura de madera
tallada con barandas torneadas. El vestíbulo de este piso es pequeño, simple,
pero no exento de enigmáticas
ornamentaciones, como dos mascarones de piedra ubicados sobre un dintel que
parecen mirar al nuevo visitante. La ventana está decorada por un vitraux
representando el Descendimiento de la cruz. Los dormitorios más importantes dan a la calle Cienfuegos, se alejan
completamente del enigmático estilo tudor, y prefieren la elegancia del
neoclásico francés, o la simplicidad de
las tendencias nórdicas. Existen al menos 8 recintos que podrían haber sido
utilizados para esta función, más otros que son baños, vestidores y salitas de
estar. Hacia el oriente, la casa tiene otra terraza, y un vestíbulo de servicio
con la escalera secundaria.
El garaje, la cocina, la bodega, los servicios y un repostero con montacarga
se ubicó en la planta baja de la casa, espacios hoy remodelados y destinados a
nuevos usos.
El descendimiento de la Cruz, vitraux en la casa Edwards. |
Por si fuera poco este versátil personaje era también un periodista
innato, vocación que lo hizo pasar de pequeñas intervenciones en las
revistas locales, a convertirse en el fundador y propietario de la Editorial
Ercilla, bajo cuyo alero surge la revista HOY, un semanario destinado a
noticias políticas y económicas, pero mayoritariamente enfocado en difundir las
novedades en el arte y la literatura. En su número de diciembre de 1937, Edwards
Matte publica un artículo titulado “Gabriela Mistral”, tan acertado y
biográfico que la poetisa lo guardó con mucho cariño y lo utilizó para componer
la introducción de su obra Antología de 1941.
El arquitecto se había casado con Luz Izquierdo Tupper en 1915, nieta de la
compositora Isidora Zegers, quien se dedicó a la filantropía y las labores de
beneficencia. Tuvieron tres hijos, y juntos habitaron la casa de calle
Cienfuegos hasta la década de 1950.
Posteriormente la propiedad pasa a otros dueños, hasta que en 1956 la
Sociedad de Fútbol Colo Colo, mediante su Presidente Antonio Labán, decide
adquirir el inmueble para destinarlo como sede de sus oficinas administrativas.
Permaneció entonces siendo un importante enclave del deporte chileno hasta el
año 2013, cuando los problemas económicos del club obligaron su remate. Actualmente
el edificio de 1700 m2 construidos pertenece a la Universidad
Alberto Hurtado, quienes han instalado ahí la Facultad de Derecho, como parte de su increíble puesta en valor de los edificios patrimoniales del barrio que han adquirido, para convertirlos en un espacio integrador donde vivir la vida universitaria como no existe otro en Santiago. Los inmuebles de la UAH, sorprenden hoy por el excelente estado de conservación en que se encuentran, y forman hoy un legado invaluable para el patrimonio chileno.
La casa Edwards Matte es en sí misma una fusión de estilos, una
mixtura de formas que a pesar de sus diferencias cronológicas, saben convivir
armónicamente haciéndola única en su tipo en todo Chile. Observar tan sólo su
fachada es transportarse a una época lejana; su interior deslumbra al visitante
con sus increíbles detalles ornamentales y la diversidad de curiosos elementos
que le otorgan esa atmósfera de misterio y leyenda. Conocer este inmueble es
una experiencia única, una oportunidad de comprender la mente de dos
importantes arquitectos chilenos, pero por sobretodo adentrarse en una época
donde la arquitectura era un verdadero manifiesto a las artes aplicadas.
Agradecemos a las autoridades de la Universidad Alberto Hurtado por acoger nuestra solicitud de hacerlos partícipes de nuestra publicación "La Ruta de los Palacios de Santiago" y de este reportaje, especialmente a Tomás Fuenzalida y Felipe Vilches, por las gestiones realizadas y su amabilidad.
Agradecemos a las autoridades de la Universidad Alberto Hurtado por acoger nuestra solicitud de hacerlos partícipes de nuestra publicación "La Ruta de los Palacios de Santiago" y de este reportaje, especialmente a Tomás Fuenzalida y Felipe Vilches, por las gestiones realizadas y su amabilidad.
Autores
Mario Rojas Torrejón
Fernando Imas Brügmann
Brügmann, 2016 C
Este es sólo un extracto de nuestra investigación, si tienes más información de la casa, te gustaría
aportar con imágenes o algún antecedente nuevo, no dudes en escribir a contacto@brugmann.cl; y así contribuirás
junto a nosotros al rescate de la memoria patrimonial de todos los chilenos.
2016. Prohibida su reproducción total o parcial.
Se prohibe la reproducción parcial o total del artículo. Derechos de propiedad intelectual protegidos en safeCreative.
1 comentario:
nunca defraudando.
Gracias por estas reseñas.
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